Con tarjeta al contado y sin recurrir al crédito, la forma de pago preferida

La contratación de productos a débito, con 50 millones de unidades, crece cuatro veces más que los que permiten financiar la compra

20 diciembre 2020 20:10 | Actualizado a 20 diciembre 2020 20:37
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El pago con tarjeta al contado y sin intereses bancarios se está convirtiendo en la principal opción a la que acuden los ciudadanos a la hora de realizar sus compras diarias. Al menos, así lo muestra la evolución del número de tarjetas de débito que hay en España, cada mes más distanciado del número de las de crédito. Los meses de pandemia y las estrecheces de muchas familias han acelerado aún más la activación de estos medios de pago por los que cualquier compra se carga en la cuenta corriente al instante, sin necesidad de aplazarla con los costes que la banca aplica si se elige esa posibilidad.

Hasta el tercer trimestre de este año, el número total de sistemas de pago plásticos en los bolsillos de los ciudadanos ha vuelto a marcar su propio récord histórico, con 87,5 millones de unidades, según los últimos datos actualizados del Banco de España. Esto es, de media, casi dos tarjetas por ciudadano. Supone un incremento del 3% con respecto a los tres meses de verano del año pasado, cuando la pandemia del coronavirus aún no había llamado a las puertas de la economía.

Sin embargo, el tipo de tarjeta que usan los españoles va decantándose hacia la modalidad del pago directo. Las de débito acumulan ya 50,3 millones de unidades en activo, tras registrar un incremento del 4,5% entre julio y septiembre. Este crecimiento es muy superior al que han tenido las de crédito: apenas un 1% hasta rozar las 37,1 millones. El alza de las tarjetas de pago directo ya venía siendo mucho más acelerado que las que ofrecen financiación desde antes de esta crisis; unas no paraban de aumentar y las otras se iban estancando con el transcurso de los meses.

Pero tras el confinamiento, la contratación de tarjetas de crédito prácticamente se ha paralizado. Con la nueva situación económica doméstica, donde muchos hogares han visto recortados sus ingresos (por los ERTE, el desempleo, los ajustes laborales o la incertidumbre ante el futuro que les espera), los clientes bancarios han preferido no jugársela y, de contratar alguna tarjeta, han optado por las de débito. Y ello a pesar de los esfuerzos de la banca por comercializar las de crédito, un producto mucho más rentable para las entidades.

Esta evolución refleja el temor de muchos hogares a la hora de afrontar el próximo año. Al optar por las compras a crédito, las liquidaciones de esas operaciones llegan con el paso de los meses, e incluso pueden seguir pagándolos durante 2021. Una posibilidad que las familias parece que, por los niveles de contratación, no están dispuestas a asumir para sobreendeurdarse.

La activación de las tarjetas de débito también revela que, en un contexto marcado por un mayor uso de las tarjetas en todo tipo de compras –sobre todo en internet, con el comercio online impulsado tanto por las restricciones a la movilidad en el país, como por el temor a los contagios en las tiendas físicas–, las familias prefieren gastar lo que tienen en sus cuentas. Ni un euro más a coste de endeudarse.

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