Dieta mediterránea, modelo de dieta de proximidad y sostenible

31 octubre 2019 12:20 | Actualizado a 14 diciembre 2020 19:52
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Con la creciente preocupación por el cambio de climático, se han estudiado y propuesto alternativas de estilo de vida que contribuyan al desarrollo sostenible.

Hoy se sabe que la industria alimentaria es una de las actividades del ser humano que más contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero. La explotación de la industria agropecuaria (agricultura y ganadería) ha provocado el incremento de las actividades relacionadas a ella (fabricación de fertilizantes, deforestación, transporte, alimentación de ganado, etc.).

Tras la inclusión de las mujeres en la vida profesional y la urbanización acelerada en las últimas décadas, se buscaron alternativas alimentarias de fácil y rápida preparación, menos perecederas y con alta palatabilidad, a la vez de cumplir con los estándares de seguridad alimentaria, dando origen a los alimentos ultra procesados.

Sin embargo, estos productos, por su alto contenido energético (especialmente proveniente de grasas saturadas), azúcar, sal y otros aditivos, han sido asociados al aumento en la prevalencia e incidencia de sobrepeso/obesidad, enfermedad cardiovascular, diabetes, cáncer, entre otros. El incremento en su consumo no solo ha repercutido en la salud de la población sino también en el medio ambiente.

«Existen estudios que demuestran que una dieta a base de productos vegetales tiene más beneficios para la salud»

Existen abundantes estudios que demuestran que una dieta a base de productos de origen vegetal, como la dieta mediterránea, tiene mayores beneficios para la salud, al reducir el riesgo de obesidad, enfermedad cardiovascular, diabetes y varios tipos de cáncer, además de un menor impacto ambiental, al requerir un menor uso de agua, energía, fertilizantes y pesticidas y menor producción de gases de efecto invernadero.

Nuestra localización geográfica y características socio culturales facilitan el apego a un patrón dietético sostenible, como la dieta mediterránea. De hecho, la Fundación Internacional de Dieta Mediterránea propuso un modelo de pirámide dónde, además de tomar en cuenta factores dietéticos y nutricionales, se incluye un enfoque hacia la sostenibilidad, considerando aspectos culturales, ambientales y económicos, permitiéndonos visualizar el impacto que tiene la producción, comercialización y consumo alimentos en el medio ambiente, reforzando la importancia de controlar el tipo y la cantidad en la que cada grupo de alimento es consumido.

Un punto en el que mayor énfasis se hace, es en el consumo de alimentos de proximidad, los cuales además de un bajo impacto ambiental dan soporte a la economía local. Además, al tratarse de alimentos mínimamente procesados suelen ser de mejor calidad nutricional.

En la provincia de Tarragona contamos con productos de proximidad, reconocidos por su calidad nutricional y sabor, tales como: la avellana de Reus, el aceite de oliva de Siurana, calcots de Valls, patatas de Prades, pera de Lleida (con sus variedades limonera, blanquilla y conference), especies de pescado azul (sardina, boquerón, caballa, linde, y jurel), el arroz del Delta del Ebro, las clementinas de las tierras del Ebro y vinos del Priorat, Montsant, Terra Alta, Tarragona y Conca de Barbera.

«Al tratarse de alimentos mínimamente procesados suelen ser de mejor calidad nutricional»

Dentro de una dieta sostenible, también se debe priorizar el consumo de alimentos de temporada, cuando su producción se ve favorecida por las condiciones climatológicas y sus características organolépticas (sabor, textura, color, olor) y nutricionales son de mejor calidad, aunado a que su coste suele disminuir. Por ejemplo, durante la temporada otoñal podremos disfrutar de frutas como el albaricoque, caqui, frambuesa, manzana, membrillo, naranja, nectarina, paraguaya, pera, plátano y uva.

A pesar que, a nivel internacional, se busca llegar acuerdos para mitigar el cambio climático, es imprescindible que la sociedad se involucre activamente en la lucha contra éste. Modificar nuestra actitud hacia un consumo sostenible y responsable, fortalecerá el reconocimiento del patrón dietético mediterráneo, no solo por su valor nutricional sino también por ser una propuesta de estilo de vida sostenible.

* Indira Paz Graniel. Dietista-Nutricionista, Personal Docente e Investigador de la Universitat Rovira i Virgili, Investigadora del IISPV (Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili) y del CIBEROBN (Centro de Investigación Biomédica en Red)

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