Katie Stana es la cónsul general de Estados Unidos en Barcelona desde el 5 de enero de 2022. En sus casi 20 años de carrera diplomática, ha ocupado cargos importantes en el Departamento de Estado en Washington DC, como es el de subsecretaria de Estado Adjunta en la Oficina de Gestión de Talento (2020-2021) o el de Jefa de Gabinete de la Directora General del Servicio Diplomático (2019-2020). También ha ejercido como diplomática en las embajadas en Pakistán (como directora de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Orden Público), Italia (como supervisora de Servicios Generales), Turquía y Uruguay. Es licenciada en Asuntos Exteriores por la Universidad de Virginia y tiene un máster en Estrategia de Seguridad Nacional d
¿Qué le transmiten las empresas estadounidenses implantadas en la demarcación de Tarragona? ¿Cuáles son sus preocupaciones?
Como en todo el mundo, las preocupaciones y las inquietudes son comunes: inflación, guerra en Ucrania... Pero, a pesar de ello, el momento es muy positivo, porque la tasa de inversión estadounidense aquí en Catalunya, y particularmente en Tarragona, es bastante alta. En Catalunya, en total tenemos más de 800 empresas estadounidenses y, en el Camp de Tarragona, decenas.
¿Le han transmitido estas empresas alguna preocupación particular que les afecte localmente?
La verdad es que no han compartido nada que les afecte particularmente a nivel local. Los problemas que sufren estas empresas los sufrimos todos: en Tarragona, en Catalunya, en España...
¿Cómo podrían mejorar las condiciones que ofrece el territorio para captar inversión empresarial estadounidense?
Lo cierto es que las condiciones son muy buenas, y las empresas han tomado nota. Justo ayer estuve en la inauguración en Barcelona de un centro logístico de una empresa multinacional, y no es un caso aislado. Cada dos semanas recibimos noticias de una empresa estadounidense que quiere hacer cosas aquí, que abre en Catalunya un centro digital o una sede para la innovación. Las condiciones en Catalunya y en Tarragona son muy buenas para las empresas estadounidenses, que llevan invertidos más de 3.500 millones de dólares desde el año 2016.
A la inversa, ¿qué oportunidades ofrece EEUU a las empresas del Camp de Tarragona y Terres de l’Ebre?
Hay una nueva ley en los EEUU que se llama Inflation Reduction Act, que ofrece muchas oportunidades para las empresas en los ámbitos de las infraestructuras, la energía, la sostenibilidad o la lucha contra el cambio climático. Tenemos una oficina en nuestra embajada en Madrid que ayuda a empresas locales que quieren invertir en los EEUU, y que puede acompañarlas en todos los pasos.
Europa sufre hoy una crisis energética, y los EEUU están ayudando con el envío marítimo de Gas Natural Licuado...
Así es.
Pero la Unión Europea tiene contradicciones, como el bloqueo del proyecto de gasoducto MidCat, la moratoria al fracking o el cierre programado de centrales nucleares como las dos que tenemos en Tarragona. ¿Debería replantearse la UE cómo responde a este reto?
La guerra de Rusia en Ucrania es injusta, es cruel y nos ha afectado a todos. Desde el punto de vista de los EEUU vemos bien que Europa haya rebajado su dependencia de la energía de Rusia, y eso nos demuestra a todos que, desde el punto de vista energético, necesitamos diversificar. Como bien indica, la exportación de Gas Natural Licuado (GNL) de EEUU a Europa se ha casi triplicado desde el año pasado. En agosto, casi el 60% de cargos de GNL de EEUU fueron enviados a Europa.
En agosto, casi el 60% de los cargos de GNL estadounidense fueron hacia Europa.
Un Gas Natural Licuado que, una vez regasificado aquí, no puede llegar al centro de Europa porque Francia bloquea la finalización del gasoducto MidCat. ¿Cómo lo valora?
Es evidente que no puedo decirle qué debe hacer Europa, pero nos da esperanza que haya bajado el uso del gas de Rusia, y estamos dispuestos a ayudar a encontrar otras maneras [para superar esta crisis energética]. Entre ellas, la energía renovable. Con la nueva ley que le indicaba antes, en los EEUU estamos muy enfocados a reducir nuestra dependencia de la gasolina, mucho mayor en nuestro caso si la comparamos con Europa. Hay oportunidades en esta área.
Tras la Covid-19 y la crisis en la cadena global de suministros, hay quien cree agotado el modelo de globalización económica, y triunfan conceptos como ‘relocalización’ y ‘reindustrialización’. ¿Comparte esa visión?
Comparto la opinión de que la pandemia nos ha hecho pensar de dónde vienen las cosas o si, en caso de crisis, cada país tiene lo necesario para sobrevivir durante un periodo de tiempo. Pero si tomamos un enfoque más amplio, no creo que la globalización haya cambiado. Vivimos en un mundo interconectado, y sería muy malo vivir en nuestras burbujas. La globalización es como trabajamos ahora, es la realidad que vivimos, y no creo que cambie.
¿Cómo definiría hoy la relación entre los EEUU y la Unión Europea y qué futuro visualiza en esa relación?
La relación entre los EEUU y la UE es más fuerte que nunca. Con la guerra injusta de Rusia en Ucrania vemos que nos necesitamos los unos a los otros, y somos unos aliados muy fuertes. Esa alianza no es algo que vea que vaya a cambiar ni en el corto, ni en el medio, ni en el largo plazo.
