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    Startups: bienvenidos a la realidad

    10 julio 2023 13:39 | Actualizado a 10 julio 2023 13:40
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    Los últimos años hemos vivido el boom de las startups. Cualquier buena idea podía encontrar dinero sin tener que demostrar antes el éxito. Es más, a los equipos se les daban ideas y dinero para desarrollarlas. Los inversores tenían ganas de apostar y estaban jugando a la ruleta con centenares de proyectos. Su cálculo era que de todos estos alguno saldría adelante y pagaría por los fracasos. Existe una regla que dice que de cada 10 proyectos, uno tendrá éxito.

    El panorama ha cambiado. Ya no hay tanto dinero disponible. Los tipos de interés han subido y con un dinero más caro, los inversores buscan mayor rentabilidad. Además se han hecho más prudentes, porque temen que la economía mundial se esté enfriando. En EEUU ya se notan las consecuencias. Startups en fase de aceleración ya no encuentran capital, salvo si son viables y pueden demostrar ventas, crecimiento y beneficios.

    Incluso algunas startups consideradas exitosas por haber recibido ya varios millones de euros de financiación, ahora tienen dificultades para financiarse. La razón por la que no reciben más dinero es que siguen con pérdidas y que para los inversores su camino hasta los beneficios no está claro. Me temo que algunas startups muy conocidas van a desaparecer o bien porque cerrarán o porque serán absorbidas por otras más potentes.

    Esta tendencia tendrá un efecto dominó. Si las empresas no pueden conseguir capital para su crecimiento, poner capital semilla es más arriesgado. Lógicamente un ‘business angel’ que invierte en empresas incipientes, solo lo hará si piensa que esta empresa puede conseguir más capital y que su valor subirá con cada ronda de inversión. Lo que tenemos ahora es un baño de realidad. Durante los últimos 4-5 años de locura especulativa, ganar dinero no hacía falta. Lo importante era el crecimiento y captar cuota de mercado a toda costa. Las enormes pérdidas de algunas startups se consideraban necesarias para triunfar. Hay muchos ejemplos, como WhatsApp. Esta empresa apenas tenía facturación cuando se vendió a Facebook (Meta) por 16 mil millones de dólares. Pero ahora volvemos a la cruda realidad del mercado: en general, salvo contadas excepciones, una empresa que no puede ganar dinero con cada unidad de producto o servicio, no tiene razón de ser.

    En 1986 cuando empecé como emprendedor no había capital semilla ni financiación. Durante los primeros años, yo no tenía el lujo de pagarme un sueldo a mi mismo. Pagaba las facturas en su orden de importancia: primero a hacienda, a los empleados, a los proveedores. Yo no figuraba en esta lista. Poco a poco subimos la facturación y logramos beneficios y al final tenía una empresa de verdad: una que flota. Dar luz a una empresa es un sacrificio muy grande y me temo que la última generación de emprendedores ha vivido en otro mundo. Muchos de ellos han recibido un sueldo desde el principio y ya no estarán dispuestos a trabajar sin sueldo para tirar adelante la empresa. Pero estoy convencido que los auténticos emprendedores se fijan en los resultados y seguirán hasta alcanzar el beneficio. En inglés dicen: «when the going gets tough, the tough get going», y es cierto: la gente con arrestos se crece ante las adversidades.

    No digo que no habrá capital de riesgo sino que este capital sólo irá a las empresas que puedan demostrar su rentabilidad y viabilidad. Por eso somos optimistas en StartSud. Nuestra startup estrella se llama NeedCarHelp y es un éxito, más bien de la vieja escuela. Ya con 27 empleados, la empresa crece muy rápido con fondos propios porque está ganando dinero desde los primeros clientes. La verdad es que no necesita capital externo para crecer en España. Puede ser que lo necesite para internacionalizar el negocio pero para una empresa que ya genera beneficios seguro que habrá inversores.

    Como ella encontraremos más ejemplos en el sur de Catalunya porque la gente de aquí está acostumbrada a levantar su proyecto sin el lujo de mucho capital. Vuelven los viejos tiempos y no necesariamente son peores, porque nos obligan a luchar y fijarnos en la esencia del emprendimiento: servir a los clientes, contener los gastos, poner esfuerzo, mucho esfuerzo y aguantar. Bienvenidos a la realidad.

    Armand Boogarts es emprendedor

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