Hace algunas semanas una organización global de emprendedores con sede en doscientas ciudades de más de ochenta países invitó a sus miembros de Barcelona a pasar unos días de formación, reflexión y ocio en un pequeño hotel de Altafulla. La primera sesión la dedicaron a presentar la Catalunya Sud, la región que les acogía, en una mesa redonda en la que hablaron algunos emprendedores internacionales que residen aquí.
La conclusión compartida de todos ellos, líderes de empresas digitales de éxito, es que este pedazo de tierra que forma el triángulo entre Cambrils, Altafulla y Reus, está inmerso en una enorme transformación que, hasta ahora, parece que pasa medio desapercibida a sus habitantes.
Cuando hablan de transformación se refieren principalmente a la llegada de nuevos residentes y a las consecuencias que esto tendrá a medio y largo plazo. Los efectos de la pandemia y el confinamiento serán de largo alcance. Hay centenares de familias de alto poder adquisitivo que han dejado Barcelona para establecerse aquí. Empresarios y profesionales bien conectados, a menudo vinculados con el sector digital, y con una flexibilidad laboral que les permite trabajar en remoto con asiduidad.
Familias que buscan entornos seguros, calidad de vida, buen clima, colegios internacionales y una comunidad de expatriados organizada en la que poder encajar. El entorno de Tarragona y Reus les ofrece todo eso a poco más de una hora de Barcelona y las inmobiliarias hace años que notan el efecto.
Parecen ‘expats’, pero no lo son. Un expatriado es un profesional internacional al que la empresa desplaza a otro país por un periodo de tiempo determinado, a menudo entre dos y cinco años. Para los ‘expats’ la vida en el país de destino es casi siempre provisional, pero el perfil de estos nuevos residentes es otro.
Llegan con voluntad de asentarse y ese compromiso de permanencia abre oportunidades que no habría que pasar por alto. Ganar habitantes con un alto nivel educativo, bien conectados con empresas e inversores internacionales, con espíritu emprendedor y dispuestos a involucrarse con el tejido social y empresarial de la región es un regalo. Una palanca con gran potencial.
En la economía del talento las personas lo son todo, pero la diferencia entre un residente y un vecino será clave si la región aspira a capitalizar y poner en marcha todo el conocimiento que duerme aquí. Será indispensable contar con redes formales e informales que articulen y pongan en contacto el tejido económico y social de la Catalunya Sud con los emprendedores y directivos que van llegando a la región.
Espacios, eventos y encuentros para que la comunidad internacional se mezcle y conviva con el talento local. Acoger y compartir para arraigar. La inmigración llega por abajo y por arriba, con retos y oportunidades diversos pero parecidos. Cuidar la cohesión es, también, una fuente de oportunidades.
Marc Arza es CEO de Startsud Studio
