Hacer deporte en un entorno natural. Un parque de aventura donde los clientes pueden vivir una jornada emocionante, cruzando el bosque de árbol en árbol a través de caminos aéreos hechos de madera y cuerda.
Estamos hablando del parque deportivo Vies Altes, ubicado en Porrera (Priorat). Un lugar idóneo para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad, sumando adrenalina y diversión. La familia Peruga Fernández es la propietaria del parque de aventura y la casa rural Mas d’en Gregori, junto a Vies Altes. Administran más de 120 hectáreas de bosque y espacios naturales.
¿Cómo surgió la idea? La finca desde siempre ha pertenecido a la familia de Teresa (la madre de familia). «Un día compré un cable y montamos una tirolina en medio del barranco», comenta Lluís Peruga, el padre de familia. En 2010 nació este parque de aventuras.
«Era una forma de mantener limpio y explotar más el bosque, y la idea salió así con mucha ilusión y entusiasmo», explica Teresa Fernández. Además, sus hijos Daria y Lluís aquel año terminaban los estudios relacionados con el deporte. Este factor se sumó a las ganas e ilusión de seguir adelante. En los inicios, la familia invirtió mucho dinero con el material y diseñaron ellos mismos los obstáculos y circuitos, a su gusto.
¿Su actividad estrella? Sin duda, las tirolinas. Hay ocho tirolinas únicas en el territorio, de 1.000 metros. Sus longitudes van desde los 80 a los 180 metros y permiten disfrutar de magníficas vistas del Priorat. Es sin duda el circuito de tirolinas más largo de Catalunya. Los clientes son variados: familias, grupos de amigos, escuelas o institutos.
¿Cómo trabajan? Tras una reserva previa, «nosotros acompañamos a los grupos y les explicamos cómo funciona todo», cuenta el hijo Lluís. En Vies Altes buscan personas con ganas de superarse, de aprender y de vivir experiencias inolvidables. «Hemos hecho un parque más deportivo, más difícil, para adultos pero también pueden disfrutarlo los niños», asegura Fernández.
Y es que en este parque deportivo hay distintos circuitos con niveles diferentes: tirolinas, un circuito de obstáculos y tiro al arco. Éstos dos últimos como actividades complementarias. Antes de empezar, todo participante hace un circuito de iniciación obligatorio.
Consta de algunas actividades básicas y está preparado para dar las explicaciones pertinentes a todos los clientes. Tiene una duración de 15 minutos. El resto de circuitos oscilan entre los 45 minutos y una hora.
Una de las peculiaridades de Vies Altes es el trato próximo, y que en todo momento acompañan al grupo. «No queremos grandes grupos», asegura el padre. Nos cuentan que quieren que la gente disfrute, esté relajada y que no hagan cola. «Que estén todo el tiempo ocupados y nosotros nos lo pasemos bien con ellos», relata Daria Fernández.
La facturación anual es de 20.000 euros, y trabajan padre e hijos. «Cuando tenemos más gente contratamos a dos personas más para que nos ayuden», puntualiza el hijo. También lo combinan con otros trabajos y con la casa rural Mas d’en Gregori.
Uno de los objetivos y retos de futuro es el nuevo circuito negro. Está en construcción. «Será el más complicado del parque Vies Altes y quien lo termine sin caer [quedando suspendidos por el cable de seguridad] le saldrá gratis», explica el padre de la familia, Lluis Peruga.