Con la etapa postpandemia aún dando coletazos y sin haber podido corregir el encarecimiento logístico a nivel mundial derivado de la parada de fabricación, se une durante el 2022 la guerra en Ucrania.
El fin de sus exportaciones de cereales, junto con un desmesurado incremento del costo de la energía debido al entorno geopolítico, ha desencadenado una inflación descontrolada que nuestros organismos nacionales e internacionales aún no han sido capaces de corregir, pese a haber realizado una fuerte subida de los tipos de interés que junto a la subida del IPC han debilitado aún más el poder adquisitivo de las familias.
Es por ello que se observa en el sector una aceleración en el cambio de los hábitos de consumo, registrándose un gasto más fragmentado, una mayor frecuencia de compra y una creciente valoración de la proximidad de las tiendas.
«Se observa una aceleración en el cambio de hábitos de consumo, con un gasto más fragmentado, mayor frecuencia de compra y una creciente valoración de la proximidad»
En todo este entorno, la confianza del consumidor ha caído y a su vez ha aumentado de forma significativa la sensibilidad al precio, siendo muchas las personas que compran distintos alimentos y en distintos lugares en función de la oferta.
Se aprecia, por tanto, una mayor tendencia a la compra de aquellos productos alimentarios que están en promoción, observándose una reducción de los gastos no imprescindibles y una mayor presencia de marcas del distribuidor en las compras (marcas blancas, de las cuales España lidera la cuota europea con un 43,5%).
Desde el sector se trabaja de forma constante para controlar nuestros costes, aumentar la productividad y luchar contra el crecimiento del IPC.
«Si el sector español demostró una gran resiliencia en los inicios y durante la pandemia, sin duda podrá responder a estos nuevos retos.»
Para ello, la colaboración y las alianzas serán claves para el éxito del sector en 2023. Los retailers deberán buscar asociaciones estratégicas para mejorar la eficiencia en la gestión de inventarios, optimizar las cadenas de suministro y ofrecer productos de calidad a precios accesibles.
Las alianzas con productores locales serán especialmente importantes para reducir los costes y mejorar la eficiencia, todo ello en aras de trasladar en la menor manera posible el incremento de costes a nuestros consumidores.
El retail ha realizado, y debe seguir realizando, un esfuerzo importante para alinearse con las demandas del consumidor, cada vez más exigente, que se comunica de forma inmediata a través de redes sociales y que busca la personalización y un trato diferenciado.
Si el sector español demostró una gran resiliencia en los inicios y durante la pandemia, sin duda podrá responder y adaptarse con la misma profesionalidad y determinación ante estos nuevos retos.