Ramon San Nicolás sigue la tradición familiar y vende tions, belenes y cuevas hechas a mano en distintos mercados de Navidad. «Mis abuelos empezaron en la catedral de Barcelona en los años 50 y sobre todo vendían detalles para los pessebres, tions y ramets de la sort. Más tarde yo también ayudaba en la parada de Barcelona y hacía cosas, o en alguna ocasión estaba al lado de mi abuela en Barcelona en otra parada», recuerda Ramon, que acaba de abrir la parada que tiene en la plaza Mercadal de Reus.
De hecho, él empezó en el año 2003 en Valls, evolucionando a lo largo de los años. «Tuve mucho éxito y en un día nos lo compraron prácticamente todo. Así decidimos continuar otro año». Ahora tienen ocho paradas en distintos lugares de Catalunya. «Son ferias que están varias semanas, como por ejemplo en Reus, Barcelona, Tarragona... También participamos en alguna ocasión en algún mercado, como por ejemplo en Vic», detalla ilusionado. Su hija también le ayuda. En las otras paradas tiene otros trabajadores, familia o amigos.
Los tions los elaboran ellos mismos. «Vamos a la montaña, cortamos la madera, la tratamos bien y después fabricamos los tions».
Ellos fabrican tions originales y distintos. «Por ejemplo tenemos los tions femeninos, o los tions siameses con dos caras», explica este artesano emprendedor.
Hablando de belenes, se adaptan al cliente y lo hacen también personalizado, con cuevas de todas las medidas según las demandas que tenga cada uno de esos clientes.
«Quedan pocos artesanos y por este motivo queremos ponerlo en valor y me gusta hacerlo», explica Ramon San Nicolás.
Un año de trabajo
En enero empiezan a elaborar los belenes y los tions. «Algunas figuras de los pessebres se mueven y lo hacemos por encargo o también fabricamos pajares, que esto gusta mucho». Cuenta que la tradición de montar el belén por Navidad se está perdiendo, «pero que si alguna figurita no la tienes la comprarás para complementarlo, como por ejemplo pajares, fuentes...».
«En otros países aún se hace como Ecuador y nos vienen a comprar». La tradición del tió va más allá de Catalunya. «Vendemos tions en Extremadura, Nueva York, Japón. Nos han conocido a través de amigos o por las redes sociales», asegura Ramon. Y es que es una forma de que los más pequeños se diviertan.
La marca de Ramon se llama ‘La petita santa Llúcia’, ya que los inicios empezaron con una pequeña caravana decorada y así salió el nombre. Además empezaron en Barcelona –en el mercado de Santa Llúcia–.
Ramon compagina este trabajo con otro. Empieza a fabricar los complementos y los tions a partir de enero-febrero. «Este año hemos hecho unos 70.000, una cifra más elevada que el año pasado», relata el propietario.
Los colegios también les compran tions. «Tenemos de todas las medidas: de dos centímetros hasta un metro de ancho, y los precios van desde 1 euro hasta los 100 euros».
Durante el resto del año Ramon tiene otro trabajo, pero en épocas navideñas le gusta seguir la tradición familiar. Los objetivos y retos de futuro los tiene claros: «De momento seguiremos y si mi hija en un futuro quiere llevarlo, estará bien», concluye, satisfecho con los resultados de estos años.