Luces y sombras de la Inteligencia Artificial

La exposición en el CCCB nos invita a descubrir los dilemas y oportunidades de la IA

30 octubre 2023 18:52 | Actualizado a 30 octubre 2023 18:53
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A medida que la inteligencia artificial (IA) se ha ido incorporando a nuestras vidas en los últimos años, también se ha hecho patente el desasosiego que genera esta tecnología, agravada por titulares que inducen en muchos casos a la histeria: ¿Va a robarme mi trabajo un robot? ¿Acabará aniquilándonos la Inteligencia Artificial?

En esta exposición recién inaugurada en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, se exploran preguntas cruciales que abarcan el pasado, presente y futuro de las máquinas que piensan por sí mismas. Estos interrogantes son esenciales para generar un debate público acerca de las capacidades, incertidumbres y desafíos que esta nueva tecnología plantea. ¿Qué posibilidades ofrece a nivel creativo? ¿Cuáles son sus limitaciones? ¿Es la inteligencia artificial racista? ¿Quién es el autor de una obra generada con esta tecnología? ¿Qué retos representa a nivel legislativo y ético? ¿Cómo puede ayudarnos a abordar desafíos como la lucha contra el cambio climático o la biomedicina?

La exposición «IA: Inteligencia Artificial» es una versión adaptada y actualizada de la original que se presentó en el Barbican Centre de Londres en 2019. Esta muestra ha sido coproducida en colaboración con el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación y ha sido comisariada por los investigadores Lluís Nacenta y Jordi Torres, con el objetivo de arrojar luz y aclarar nuestra comprensión de la Inteligencia Artificial.

¿Va a robarme mi trabajo un robot? ¿Acabará aniquilándonos la Inteligencia Artificial?

La muestra comienza con una de las cinco instalaciones inéditas creadas específicamente para la muestra en Barcelona: «Eco y el oráculo» de Eduard Escofet. Esta pieza da la bienvenida al visitante al abordar la repetición inherente a la IA y su atribución de cualidades divinas. Utiliza un modelo sintético de la voz del propio visitante para leer noticias, creando una suerte de partitura robótica. Siguiendo el recorrido, «Future You» de Universal Everything nos transforma en una especie de máquina primitiva, un yo sintético en potencia, que imita nuestros movimientos y nos transforma.

En esta primera sección de la exposición, se destaca el papel fundamental del Big Data como fuente principal de la IA y cómo estos datos se procesan y recopilan, a menudo sin que seamos conscientes de ello, impulsando el desarrollo de la misma de forma asombrosa. Se trata de un mundo de datos inabarcable para el ser humano, pero totalmente accesible para las máquinas, que ya tienen más información sobre nosotros de la que nosotros mismos somos capaces de procesar. Sin embargo, el acceso a tal cantidad de datos plantea un peligro potencial, ya que amplía nuestras capacidades, pero también nuestras dependencias.

La IA emerge como un reflejo de nuestra propia humanidad

Antes de adentrarnos en la parte central de la exposición, que nos permite recorrer la evolución cronológica de la IA, la muestra oscila entre el optimismo y el temor ante esta tecnología. Mientras disfrutamos interactuando con simuladores capaces de medir las reacciones de nuestro rostro mientras conducimos o ayudamos a entrenar un sistema de creación musical, también escuchamos a los investigadores del BSC hablar de supercomputación y cómo la IA se convierte en una poderosa herramienta para comprender el mundo que nos rodea y ayudarnos a construir ciudades más saludables o combatir enfermedades como el cáncer o el Alzheimer.

Por otro lado, la exposición también muestra la cara más oscura y sesgada de la inteligencia artificial, que utiliza algoritmos que reproducen prejuicios raciales y de género. La activista digital Joy Buolamwini demuestra cómo la IA no es capaz de reconocer un rostro de una persona racializada, a menos que lleve una máscara blanca, o cómo a menudo no identifica correctamente a una mujer negra, asignándole género y características equivocados.

En la mitad de la muestra, se presenta la sección más pedagógica, que nos ofrece una mirada retrospectiva a los inicios de la supercomputación y refleja el interés y la ambición de crear una entidad inteligente y autónoma capaz de modificar su funcionamiento a través de la experiencia adquirida. Desde las máquinas de Ada Lovelace y Alan Turing hasta los mitos del judaísmo, como el Golem o los espíritus Kami en el sintoísmo que revelan las diferencias entre Oriente y Occidente a la hora de ver materializado el sueño de crear seres artificiales.

La muestra oscila entre el optimismo y el temor ante esta tecnología

Tras considerar las implicaciones legales del desarrollo de la IA, la exposición nos invita a explorar proyectos innovadores, como el de Robert del Naja, de Massive Attack, y la conversión del material genético en forma de spray del disco Mezzanine. También podemos oler gracias al proyecto «Resurrecting the Sublime» el olor de una planta hawaiana extinta, cantar con la voz de María Arnal en “Maria Choir” y formar parte del próximo disco o bien ser testigos de cómo se enseña a bailar a un robot.

«IA: Inteligencia Artificial» nos lleva a explorar un mundo en constante evolución, donde las promesas de la IA se vuelven cada vez más tangibles, pero sus desafíos también se tornan cada vez más complejos. A medida que profundizamos en la comprensión de esta tecnología, la IA emerge como un reflejo de nuestra propia humanidad, con todas sus virtudes y debilidades. Sin embargo, en este futuro que ya es una realidad, se hace evidente que aún hay mucho por descubrir en la compleja relación entre conciencia y la creatividad, así como el potencial de la IA para enriquecerlas y potenciarlas.

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