Felix Finkbeiner (Alemania, 1997) es un ecologista que con solo nueve años fundó Plant-for-the-Planet que tiene como objetivo sensibilizar sobre los problemas del cambio climático y la justicia global. Hasta el momento, 13 años después, con la iniciativa se han plantado decenas de miles de árboles en todo el mundo. Felix Finkbeiner fue uno de los ponentes el pasado jueves en la XVIII Jornada Gresol, que se celebró en el Centre Cultural Infant Pere de L’Hospitalet de l’Infant.
¿Plantar árboles contra el cambio climático es suficiente?
No. Se debería evitar volar o comer menos carne. Pero eso no es suficiente. Cualquiera debería ayudar a hacer realidad las soluciones globales como la forestación, energía solar de los desiertos o la reducción de las emisiones de carbono en todos los sectores.
Usted habló en la ONU y en el Parlamento Europeo cuando era un niño. Mirándolo con perspectiva, ¿considera que lo tomaron en serio?
Parece que los dirigentes no lo tomaron tan en serio.
Desde entonces, ¿ha notado algún cambio en las políticas?
Claramente los gobiernos del mundo están haciendo muy, muy poco para enfrentar la crisis climática. De los 193 países que han prometido lo que van a hacer como parte del Acuerdo de París, solo 14 están en camino de implementar estas promesas.
¿Su propuesta choca con los poderes fácticos en todo el mundo?
Directamente no. Pero, por supuesto, también exigimos que las empresas y los gobiernos reduzcan drásticamente sus emisiones de carbono e implementen sus compromisos de París. Estas demandas se enfrentan con más resistencia.
¿Qué le diría a Donald Trump?
Le diría, ¿quiere plantar el bosque más grande del mundo?
A pesar de todo, ¿cree que en los últimos años hay más conciencia?
Sí, principalmente gracias a Greta Thunberg. Con Fridays for Future, ella ha logrado que el clima esté en la agenda política y constantemente presente en los medios.
¿Cómo ayuda la reforestación a salir de la pobreza?
En el Sur Global es donde se deben plantar árboles porque el clima es bueno para que crezcan rápidamente y almacenen mucho CO2. Y son esas las regiones que podrían beneficiarse más de los proyectos de reforestación ya que se contrataría a decenas de millones de personas para plantarlos y también cuidarlos. Los árboles pueden alimentar y ayudar a ganar dinero vendiendo las frutas. Asimismo, pueden mejorar los ciclos del agua y evitar la erosión. Y tras décadas, se podría usar la madera para fabricar productos de larga duración.
¿Qué consecuencias tendría la desaparición del Amazonas?
Sería una catástrofe para el mundo. El Amazonas almacena grandes cantidades de carbono. Si el bosque se perdiera, aceleraría drásticamente la crisis climática al tiempo que agotaría trágicamente la biodiversidad mundial y mucho más.
Algunos defensores de los derechos naturales están amenazados de muerte. Otros han perdido la vida ¿Qué se puede hacer frente a esto?
Creo que tenemos que destacarlos como nuestros héroes y protegerlos con atención internacional. Pero no soy la mejor persona para responder a esta pregunta, ya que nunca he sido vulnerable en ese sentido.
¿Por qué es tan difícil en Europa levantar árboles cuando Wangari Maathai plantó 30 millones en Kenia?
No lo es. Cuando los niños prometimos plantar un millón de árboles en cada país, no esperábamos alcanzar este número en Alemania solo tres años después. Fue increíble.
Entonces, ¿pueden los niños cambiar el mundo?
No. Necesitan a personas poderosas que les ayuden a salvar su futuro, eso es obvio.
¿Aún pueden salvarlo?
Podemos ser optimistas. Hace 12 años era solo un niño haciendo una presentación en clase. Hoy somos más de 81.000 los niños y jóvenes en todo el mundo y los empresarios y los gobiernos nos escuchan. Y todos lo sabemos: se trata de nuestra supervivencia.