Pedro Sánchez inicia hoy formalmente el camino para intentar reeditar su mandato al frente del Gobierno. El presidente en funciones está citado a las 10:00 horas en el Palacio de la Zarzuela en el marco de la nueva ronda de consultas y allí espera que el Rey le proponga candidato a la investidura.
Pero el líder de los socialistas solo tiene atado hoy el apoyo de su propio partido y el de EH Bildu, que hasta ahora no le ha marcado líneas rojas. El precio del resto de votos de los llamados a ser sus aliados se ha encarecido una vez fracasada la investidura de Alberto Núñez Feijóo la semana pasada y cuando el líder de los socialistas cuenta con menos de dos meses para alcanzar la meta evitando la repetición electoral.
Con el secesionismo catalán enrocado en sus exigencias de máximos, el destinado a ser de nuevo su socio de coalición, Sumar, advirtió este lunes por boca de la vicepresidenta Yolanda Díaz de que las posiciones «están aún muy lejos».
Sánchez se postulará ante Felipe VI como único candidato capaz de armar una mayoría en el Congreso, aunque a efectos prácticos cumplir esta promesa requerirá de un trabajo de orfebrería política.
Hoy tendría garantizados 127 apoyos frente a los 172 con que fracasó Feijóo. Hasta ahora, las negociaciones estaban monopolizadas por la amnistía y el compromiso de avanzar hacia un referéndum de autodeterminación en Cataluña, las condiciones que Carles Puigdemont había puesto a cambio de los síes de los siete diputados de Junts en el Congreso, una petición a la que paulatinamente, y con matices, se ha ido sumando Esquerra, que en la pasada legislatura se encontraba más o menos cómodo en el bloque que sostenía a la coalición.
Empieza, por tanto, el tiempo de la liturgia política, el dirigido a no defraudar las expectativas de la militancia. Y si la organización que lidera Yolanda Díaz ya se mostró dispuesta a pactar «lo antes posible» un programa de Gobierno con el PSOE el 24 de julio, el día después de las generales, este lunes, en cambio, su portavoz, Ernest Urtasun, avisó antes de que su líder acudiera a la llamada del Rey de que los votos de sus 31 diputados «no son un cheque en blanco».
Sumar es ahora mismo una amalgama de siete partidos en el Congreso que buscan hacer valer su autonomía dentro del grupo parlamentario. Fueron Podemos e IU los primeros en lanzar, en las últimas semanas, avisos sobre la «necesidad» de forzar al PSOE a pactar un programa de Gobierno «social» y dejar las cuestiones territoriales en un plano secundario.
Una estrategia que replicó este lunes la líder gallega tras reunirse a primera hora de la tarde con Felipe VI. La vicepresidenta segunda en funciones ha tratado durante el verano de llevar la iniciativa en la negociación con Junts y Esquerra, e incluso se reunió con Carles Puigdemont en Bruselas a principios de septiembre. Pero durante su comparecencia en el Congreso para informar de su encuentro con el monarca, obvió cualquier referencia a la amnistía o al referéndum.
«Diferencias sustanciales» Díaz, en cambio, puso en valor el programa con el que Sumar se presentó a las elecciones y recordó a Sánchez las «diferencias sustanciales» que les separan. Citó la vivienda, los cuidados o la jornada laboral. «Queremos ganar derechos y el PSOE ha dicho que hay que consolidarlos», zanjó.
El PNV, por su parte, pide a los socialistas ir más allá de la investidura y cerrar un acuerdo que englobe toda la legislatura. El lehendakari, Iñigo Urkullu, alertó a Sánchez sobre la dificultad de maniobra que su Gobierno encontrará en el Congreso si es elegido presidente: «Necesitará todos los votos todo el tiempo».
En esa línea, el portavoz en la Cámara baja, Aitor Esteban, trasladó este lunes a Felipe VI que, en este momento, los nacionalistas vascos no están en condiciones de apoyar la investidura de Sánchez.
Para dar ese paso, Urkullu ve necesario «volver a la senda de los grandes pactos de Estado» en la que confluyan, como afirmó en una entrevista en Ser, no solo PP y PSOE sino también a su propia formación, con el objetivo de buscar «un amplio entendimiento en un momento en el que las brechas lo hacen inviable». A Zarzuela también acudió este lunes la diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, que votó a favor de la investidura de Feijóo.
La parlamentaria desveló que «no ha habido contactos con el PSOE», pero no descartó brindarle su apoyo «si acepta solucionar los problemas» de las islas. El presidente de UPN, Javier Esparza, fue más claro y descartó apoyar a Sánchez, al igual que Santiago Abascal, líder de Vox.
