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El mundo agrícola es todo un enigma. Desde sus inicios ha estado repleto de curiosidades y misterios, que podemos contemplar claramente en la obra de la cooperativa agrícola de Barberà de la Conca. Esta fue declarada en 2002 bien de interés cultural dentro de la categoría de monumento histórico.
La Agrícola ha acabado convirtiéndose en uno de los lugares más interesantes cuando se trata de escoger excursión familiar, y es que realmente deja sin palabras a aquellos que la admiran, ya sea por la construcción como por la historia que se esconde detrás.
No hay excusas para no ir a ver esta magnífica, espectacular y única edificación, partiendo de la idea de que, de esta manera, podremos entender un poco más, al detalle, el entorno que rodea el día a día del campesino viticultor.
Sus antecedentes se remontan a antes de la guerra civil en la ciudad de Barberà, cuando la bodega estaba formada por dos entidades. Por una banda, tenía la sociedad agrícola de Barberà, de la cual adquirió la primera bodega cooperativa de Catalunya, y por otra, el Sindicato Agrícola de Barberà, con su magnífica bodega modernista. Ambas entidades acabaron por unirse, finalmente, en los años 30 del siglo XX.
Hubo una época en que la Agrícola trabajó de forma conjunta con otras cooperativas de la comarca. Después de un tiempo, se dedicó a elaborar vinos bajo la marca Castell de la Comanda, y hoy en día, ya por fin, la bodega se ha adaptado a las nuevas tecnologías fomentadas en la base de la maquinaria moderna y sofisticada. No podemos olvidar, tampoco, que recientemente se incorporó una agrotienda, en la parte frontal, para los visitantes que decidan llevarse algún recuerdo de su visita a esta impresionante cooperativa.
La Agrícola de Barberà es miembro de la sociedad Castell d’Or, una empresa que agrupa distintas cooperativas con el fin de obtener los mejores productos, además de ofrecer la mejor calidad en ellos. Esto sucede día tras día con los sublimes vinos de Barberà de la Conca.
Cesar Martinell i Brunet fue el arquitecto que se ocupó de las obras de construcción de la bodega, que se realizaron durante los años 1920 y 1921, aunque hay que decir que el depósito de agua no se instaló hasta más tarde, concretamente en el año 1929, como encargo del Sindicato Agrícola de Barberà que contaba con el apoyo económico del Banco de Valls. El proyecto, en sí, de esta bodega se caracteriza por la estructura de sus naves, de las cuales podemos señalar, sobretodo, los arcos parabólicos de ladrillos que la forman. También podemos remarcar la ubicación de sus ventanas que favorecen la ventilación del edificio durante todo el día, los cubos subterráneos cilíndricos, los cuales están separados por cámaras aisladas y ventiladas. Y por último, remarcar la composición y las texturas de la fachada, que resaltan la peculiar y magnífica bodega.
En cuanto a la tipología, o mejor dicho, el proceso de producción de vino, sigue unas fases y, también, pasa por distintas áreas. Primero está el muelle de descarga, donde dejaremos el producto, la viña. A continuación tenemos la nave de elaboración y las naves de tinas o largares, donde se trabajará el vino. Estas naves se adaptan a la topografía del terreno en cuestión, por lo que unas son longitudinales y otras, en cambio, son transversales.
Si hablamos del producto, la uva, en la zona de la Conca, sobresalen la variedad del Macabeo, la Parellada y el Trepat, que son los más demandados en cuanto a la producción que realiza esta cooperativa. Se tratan de las mejores variedades de uvas al ser las que mayor adaptación climatológica tienen, y además, también, muestran mayor predisposición a los terrenos topográficos , a aquellos con desniveles en el terreno, zonas escarpadas o de cualquier otro tipo.
Así que no se lo piensen más, y aventúrense a adentrarse en esta espectacular experiencia que les dejará a todos sin sentido.
