Un teletrabajo caótico ha sepultado en tareas domésticas a las españolas

El doble de mujeres que de hombres mantienen el trabajo en casa para ejercer de cuidadoras

13 julio 2021 05:40 | Actualizado a 13 julio 2021 06:01
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El teletrabajo, un sistema que por pura definición debe facilitar la conciliación familiar e incluso la igualdad, cuando se implanta de manera caótica y en una sociedad eminentemente machista en el reparto de las tareas y los cuidados familiares puede producir los efectos contrarios.

Justo eso es lo que ha ocurrido en España en el último año, según el amplio chequeo realizado por el sindicato CSIF y la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios (Arhoe), que han entrevistado a 4.400 trabajadores de casi todos los sectores profesionales y de todas las comunidades autónomas.

La primera conclusión es la confirmación de las enormes proporciones adquiridas por el teletrabajo en España debido a la pandemia, con un estricto confinamiento, primero, y unas duras medidas de prevención y distancia social, después, tras la desescalada y los 12 meses de estado de alarma. Hasta el 75% de los encuestados ratifican que el trabajo a distancia se generalizó en sus oficinas o empresas. Un cambio radical si se tiene en cuenta que antes del coronavirus no llegaban ni al 5% los españoles que teletrabajaban.

Pero el peor hallazgo es que el trabajo desde el domicilio no solo no ha mejorado la igualdad sino que ha empeorado claramente la situación. Siete de cada diez coincidió en que la nueva organización laboral ha acabado por elevar la carga doméstica ya excesiva que soportaban las españolas. Lo achacan a una implantación caótica, sin planificación ni preparación, pero sobre todo a la pervivencia de unos roles y un reparto de tareas domésticas machistas.

Prueba de la falta de corresponsabilidad en los hogares es que, a la hora de optar por el teletrabajo como forma más eficaz de conciliar la vida laboral y familiar y de ocuparse de los cuidados de menores o dependientes, son el doble las mujeres que tomaron esta decisión que los hombres. El 64% frente el 35%.

El 27% de los consultados admite que ambos sexos no se acogen en igual proporción al teletrabajo (bastante más las mujeres) y un 20% desvela que quienes se quedan en casa no tienen las mismas oportunidades de mejora y promoción que los que acuden al puesto de trabajo.

«El teletrabajo es un arma de doble filo para las mujeres», resume Eva Fernández, secretaria de Igualdad de CSIF. Recomienda un plan y una organización que garantice la igualdad de oportunidades, una mejor formación en competencias digitales para las mujeres (que tienen un desfase notable) y medidas de impulso a la conciliación, como la rápida creación de más plazas escolares de 0 a 3 años y campañas de sensibilización para la corresponsabilidad.

José Luis Casero, presidente de Arhoe, reclamó una reflexión muy seria tanto en empresas como en instituciones sobre la implantación del teletrabajo. Un sistema, dijo, que todos expresan su interés en que haya venido para quedarse y que tiene ventajas para la conciliación (flexibilidad de horarios y fin de desplazamientos innecesarios), pero también para el medio ambiente, por el descenso de la contaminación urbana y de los gases que aceleran el cambio climático.

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