La movilidad autónoma y conectada es uno de los retos para la automoción. Pero más allá de adecuar las ciudades y la seguridad para ocupantes del vehículo, otros usuarios de la vía o peatones, hay un elemento fundamental.
¿Puede el vehículo autónomo protegerse de un ciberataque? ¿Puede hackearse? ¿interrumpirse la seguridad en un adelantamiento? ¿intervenirse en datos de la infraestructura? ¿garantizar la privacidad del conductor y el entorno?
El Baix Penedès ha acogido pruebas del proyecto europeo Selfy, coordinado por el centro tecnológico Eurecat, para evaluar la eficacia de autoevaluación y autoprotección para la resiliencia y la ciberseguridad de los vehículos autónomos y conectados. Más del 95 por ciento de los vehículos son vulnerables y más del 90 por ciento de las brechas de seguridad.
Colaboración
La colaboración de empresas, centros tecnológicos, universidades y administraciones ha permitido soluciones para esos retos de la movilidad conectada, con la ciberseguridad de los vehículos y la fiabilidad de los entornos.
Una validación del sistema se ha realizado en el circuito urbano de Applus+Idiada, en Santa Oliva, que recrea cruces, rotondas, pasos peatonales y carriles de incorporación para reproducir situaciones reales.
Se recreó desde la detección de un usuario vulnerable de la vía mientras un vehículo hackeado transmitía información engañosa, a la identificación de averías de sensores mediante la fusión de datos de la infraestructura, la filtración de mensajes no fiables y la interrupción segura de un adelantamiento en la carretera. Tras tres años de investigación. El sistema se pondrá a disposición de fabricantes de automoción, gestores de tráfico, de flotas y conductores.
Vehículos vulnerables
Con la solución pueden identificarse vehículos vulnerables, se reduce el riesgo de brechas de seguridad y los propios vehículos son capaces de protegerse y autorrecuperarse, con un intercambio de datos seguro. También se ha verificado un algoritmo de anonimización que protege las caras de los peatones y las matrículas de los vehículos.
Las pruebas también se han realizado en Viena con tráfico real con sensores de cámara y unidades de comunicaciones de carretera inteligentes. Selfy ha supervisado la coherencia entre las imágenes y los mensajes y ha detectado los desajustes causados artificialmente, validando la capacidad de la infraestructura para identificar sensores desalineados o manipulados.
Selfy incide en la conciencia situacional y percepción colaborativa. Fusiona la percepción del vehículo con la información de la infraestructura para derectar discrepancias y calificar la fiabilidad de cada fuente antes de que la decisión de conducción confíe.
Para resiliencia cooperativa y recuperación está diseñada para proteger los entornos de movilidad conectada contra ciberataques y violaciones de seguridad. Para la confianza y gestión de datos velan por la protección de la información y la privacidad incorporan algoritmos que detectan comportamientos maliciosos en vehículos y carretera con técnicas de anonimización basadas en inteligencia artificial con actualización de software con criptografía postcuántica para la integridad y la trazabilidad de cada nueva versión.
El proyecto Selfy ha sido financiado con 6 millones de euros por el programa Horizon Europe. El consorcio, liderado por el centro tecnológico Eurecat, ha contado con socios de 8 países diferentes incluyendo España.
