El macro vertedero ilegal que alarma a los vecinos de El Vendrell

Hace unos años ya ardió otro en la misma zona y tardó en apagarse tres semanas

22 febrero 2019 19:48 | Actualizado a 22 febrero 2019 20:07
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Son miles de m2 llenos de basura. Montones de ropa usada. Restos de obras, cristales. Centenares de kilos de uralita, muebles y sanitarios. Más cristales. Restos de poda. El remolque de un camión totalmente desballestado. Cientos de neumáticos cubiertos de escombros.

Ese macro vertedero ilegal en El Vendrell es motivo de queja de los vecinos de la urbanización de Mas Borràs desde hace años. «Hemos explicado reiteradamente al Ayuntamiento la situación. Cada vez está más lleno de todo tipo de porquería. Pero no hacen nada», lamenta Antonio Raya.

El terreno, rodeado de una zona boscosa ya había acogido un vertedero también ilegal, pero teóricamente para depositar los residuos generados en la localidad y controlado por la empresa Comercial Serveis Baix Penedès (Cosbapsa). En diciembre de 2011 sufrió un incendio y la gran cantidad de basura que acumulaba hizo que estuviese quemando tres semanas.

Tras sofocar las llamas y retirar los restos del fuego en 30.000 m2 de basura, el terreno quedó vacío. Pero con el tiempo ha vuelto a llenarse de todo tipo de residuos. Inicialmente todo el área quedó cerrada con una puerta que acabó siendo arrancada. Ahora no hay nada que impida acceder y lanzar todo topo de basuras.

Hay cartones, restos de envases de comida, bidones, maderas... Las antiguas instalaciones de oficinas del anterior vertedero y las naves donde debía de haberse tenido entonces que separar las basuras están en estado de ruina y ahora repletas de todo tipo de residuos mezclados con las placas de uralita que eran el techo, un material cancerígeno y muy peligros al fragmentarse

Los vecinos denuncian el peligro ambiental, para salud pública y por si algún niño accede. Antonio Raya ha denunciado reiteradamente incluso en el pleno municipal la situación. «Pero sin resultado», lamenta.

El Ayuntamiento conoce la situación, pero argumenta que tiene dificultades para localizar a los dueños del terreno. El consistorio señala que ya realiza trámites para saber de quién es la propiedad y requerirla para la limpieza.

Los vecinos exigen al Ayuntamiento que actúe de oficio como cuando sanea una finca en mal estado y pasa la factura al propietario. «Si tarda años en encontrar al propietario la situación será muy peligrosa», denuncia el vecino. «La obligación del consistorio es velar por la seguridad de los ciudadanos y de su municipio. Permitir que este vertedero siga así es una irresponsabilidad. No puede hacer dejadez de funciones viendo lo que hay y argumentando que no sabe de quién es».

La basura se amontona por toda la zona y entre matorrales. El sol impacta sobre una montaña de espejos rotos junto a plantas que crecen sin control. Además de la suciedad el olor es intenso. Y eso que todavía no hace calor, alerta el vecino. Temen que vuelva a haber otro incendio.

Muchos recuerdan, sobre todo en la urbanización de Mas Borràs, el incendio en el vertedero en 2011. Durante tres semanas la nube generada por la basura quemando les cubrió. 

 

Los análisis que se hicieron de los líquidos que generaban las basuras revelaron que los niveles se cianuro se superaron en 3,5 veces, el cobre el 160, cromo (10,4), níquel (6,42), plomo (9,8, amonio (348), hierro (15,75), magnesio (307) y sulfatos (5,8). Esos restos llegaban al torrente de Aragalls.

En el momento del incendio en diciembre de 2011 el vertedero estaba en concurso de acreedores. La basura acumulada superaba en mucho lo que fijaba la licencia municipal. El agua usada por los bomberos provocó una importante contaminación acuífera. La Fiscalía acusó a los dos responsables del complejo y pidió un año de prisión, 2.880 euros e  inhabilitación especial para profesión u oficio relacionados con la gestión de residuos por un año y seis meses por un delito contra el medio ambiente por depósito ilegal. Posteriormente impuso una multa de 120.000 euros al comprobar los daños ambientales causados.

Años antes los vecinos e incluso el sindicato CCOO ya pusieron denuncias por la gran cantidad de basuras que se acumulaban en los terrenos.  En 2011 se calculó que los residuos amontonados podrían pesar hasta 5.000 toneladas que no habían sido transportadas a la incineradora, como era preceptivo.
 

 

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