Amistad

23 abril 2025 12:00 | Actualizado a 23 abril 2025 12:00
Se lee en 2 minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
0
Comparte en:

Amistad

Autores: Mariano Sigman y Jacobo Bergareche

Editorial: Debate y Libros del Asteroide

Un libro escrito a cuatro manos suele obedecer a la amistad, eso es algo común. Lo que es inaudito es que un libro escrito por dos personas que son amigas trate sobre la amistad, y lo haga de esta manera, con este alcance, y esto es lo que han conseguido Mariano Sigman y Jacobo Bergareche, ensanchar el pensamiento sobre esa forma de amor desde ese amor compartido, trabajado y celebrado. Esta historia arranca de la manera más sencilla, como suele ocurrir con las mejores amistades: Mariano se mudó con su familia al barrio de Madrid en el que Jacobo residía con la suya. El primero es reservado; el segundo, expansivo, incansable. Tras varios almuerzos sin demasiado acercamiento entre los dos, no fue hasta el anuncio de un torneo de mus cuando llegó primero la relajación y después la amistad. Y algunos años más tarde, tras ya muchos arroces y cumpleaños compartidos, el 5 de mayo de 2024 arrancaron con este proyecto de encerrarse varios días en una nave, a modo de banquete platónico, para recibir a amigos que hablasen de la amistad.

Uno de los que por allí pasó, el filósofo Jorge Freiré apuntaba que la amistad consiste en estar cuando hay que estar, y esto recuerda a la frase de Jesús a sus discípulos en el Evangelio de San Mateo: «Mirad que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo». O también entronca con la empatía de San Pablo cuando dice: «Quién sufre que yo no sufra con él y quién se alegra que yo no me alegre con él». Compasión, compañía, bondad, ese “ir contigo” del que depende todo lo bueno.

Es natural que la amistad sea atendida desde el arte o la literatura, porque el arte o la literatura han sido, en muchas ocasiones, resultados o sucedáneos de la amistad, que siempre lo supera todo. La amistad se cumple en el arte y por eso es natural que un artista escriba sobre la amistad. El pensador Franocis Cheng escribió “el mero hecho de vivir supone un cierto arte de vivir”.

La amistad y el arte comparten una postura de acogida, ese pecho lleno de nombres. La amistad comparte cosas con el teatro, comparte cosas con la poesía, aunque no leamos ni una cosa ni otra.

La amistad, como el teatro, está compuesto de memoria e imaginación. Porque la amistad se consolida en la memoria, en una memoria que puede ser lejana:

aquella amiga con la que empezamos en el colegio o en el instituto, por ejemplo. O una memoria inmediata, la noche anterior, una fiesta divertida donde arrancó una amistad.

La privacidad es la conquista de la amistad. La privado, lo íntimo, brota cuando hay dos que lo comparten. Lo íntimo en la amistad como escondite, como refugio.

Porque la amistad crece en la ausencia del ser amado (que no necesariamente deseado): La amistad también conforma las ciudades. Una ciudad dormitorio es una ciudad donde no existe la amistad. Se abren museos, teatros y restaurantes porque existen los amigos.

Mediante la confianza en hacer algo avanzamos en la vida.

Son muchas las claves que los invitados de Bergareche y Sigman nos ofrecen para vivir mejor, para entendernos de otra manera, también en nuestra soledad, y para disfrutar mejor de las buenas compañías. Este libro es un tratado del buen vivir, y ese tratado lo forman una comunidad de amigos: Marta Peirano, Rosario Mendoza, Jorge Drexler, Marcos Urwitz, Coco Dávez, Miguel Aguilar, Fernando Cano y así hasta setenta y cinco personas que pasaron por ese banquete... Y todas esas ideas y corrientes son usadas como desbrozadoras que nos abren los mejores caminos con el apoyo de la filosofía más cercana. Esta amistad nos ofrece un mismo horizonte, una primavera llena de amistad y esperanza.

Temas:

Comentarios
Multimedia Diari