Disfrutar de la naturaleza desde la perspectiva y la sensibilidad que los y las artistas ofrecen y divulgar el arte contemporáneo. En su octava edición, estos volvieron a ser los pilares de Els Ports. Natura i Art, el certamen de intervenciones artísticas contemporáneas y efímeras en espacios del Parc Natural dels Ports. Ayer, la iniciativa congregó a 150 personas, que participaron en el itinerario artístico por Els Ullals de Morago y la Cova de Picasso. En total, los visitantes recorrieron cinco propuestas de arte efímero en un diálogo reflexivo entre el arte y la naturaleza. «Se trata de caminar, ver, vivir y experimentar cada obra», destacó el comisario del proyecto, el artista Sergi Quiñonero. Después, hizo un reconocimiento a las instituciones que apoyan la iniciativa: el Centre d’Art Terres de l’Ebre–Lo Pati, el Ayuntamiento de Horta de Sant Joan, el Parc Natural dels Ports, los ayuntamientos de Prat de Comte, Caseres y Arnes, el albergue Els Olivers de Horta de Sant Joan y Òmnium Cultural Terres de l’Ebre.
Por su parte, el alcalde de Horta de Sant Joan, Jordi Martín, destacó que «hacemos todo lo posible para que proyectos como este, que relacionan el arte y la naturaleza, tengan un espacio en nuestra agenda cultural», mientras que la concejal de Cultura, Marta Prat, puso en valor las actividades educativas que se organizan, en el marco de Els Ports. Natura i Art, con las escuelas del territorio: «La idea es potenciar los recursos naturales junto al arte para que aprecien el territorio y que en el futuro los jóvenes apuesten por quedarse aquí».
Juego visual
En esta ocasión, la primera instalación fue la de Carles Mamano (Barcelona) quien sorprendió al público con un juego visual a partir de las letras iniciales de las palabras que forman el nombre del proyecto Els Ports. Natura i Art y con un libro de artista. «El día que vinimos a ver el espacio, recogí piedras, ramas, hojas y otros elementos, que me han servido para escribir el nombre del proyecto con materiales naturales», explicó el creador, quien reflexionó que «no solo nosotros somos artistas, sino que somos capaces de apreciar como arte la naturaleza, y muchos de los fenómenos que se producen en ella».
Catarsis colectiva
Por su parte, Jordi Llort (Tarragona) presentó el Túnel del temps, una instalación participativa que planteó una catarsis colectiva para retroceder tres millones de años. «He querido buscar el origen del arte, y el más antiguo es una piedra que fue hallada en una cueva en el valle de Makapansgat, situado en Limpopo (Sudáfrica), junto a restos fósiles de Australopithecus», explicó el artista, quien también reveló que «se trata de una piedra de jaspe cuyo yacimiento se encontraba a 32 kilómetros, por lo que nuestro antepasado se llevó la piedra hasta su abrigo; siendo el primer indicio de arte y pensamiento simbólico, al asociar una cara con una piedra». Después de esta lección de historia, el artista invitó al público a coger una de las piedras que reproducían la hallada hace tres millones de años, a mojarla en agua y escuchar, emprendiendo así un viaje en el tiempo.
Animales, personas y naturaleza
Por su parte, Silvia Franzher y Ohlalana! (La Ràpita y Vall-de-roures) propusieron una obra multidisciplinar para reflexionar sobre el proceso de elaboración de la lana, a través de la confección en directo de una obra hecha con este material. «La lana es una fibra de primera calidad que a lo largo del tiempo se ha sustituido por fibras sintéticas, pero tiene cualidades excepcionales, ya que es aislante, transpirable y capaz de dar calor incluso mojada», explicó Silvia Franzher, quien también puso en valor que «la presencia de los rebaños de ovejas en el territorio fue muy importante, y condicionó también el espacio». A todo ello, Ohlalana! añadió que «lo que pretendemos es recrear esta forma de vida y honrar la simbiosis entre animales, personas y naturaleza, explorando también sus posibilidades estéticas».
Por su parte, Íria Rodon (Valls) presentó Espai Escrit, una instalación que puso el foco en la relación que el sujeto mantiene con el entorno natural. «Mi obra se basa en dos ejes, el primero es indagar en la relación que se establece entre el individuo y el espacio que habita, y el segundo en el caminar, entendido como una práctica artística», explicó la joven.
Por ello, el público se convirtió en parte indispensable en la compresión de la obra. «Hay textos de filósofos y escritores que hablan de la relación entre el ser humano y el espacio natural, y a medida que el texto avanza, la relación entre el ser y la naturaleza también avanza», añadió Íria Rodon. De este modo, a cada paso el público construyó también su propio espacio en la naturaleza.
Por último, la propuesta de Asunción + Guasch (Barcelona), el binomio de artistas visuales formado por Josep Asunción y Gemma Guasch, fue un happening, planteado como una experiencia sensorial de comunión con la naturaleza. «Hace treinta años descubrimos este paisaje y en Horta de Sant Joan hemos tenido casa y estudio durante casi veinte años; aquí iniciamos un ciclo de performance en torno a los siete Chakras», leyó Sergi Quiñonero en referencia a la trayectoria artística de la pareja. Así, ayer performaron el Muladhara Chakra (se relaciona con el elemento tierra) en el que irradió el color rojo.
Primero, invitaron a los participantes a acceder a la Cova de Picasso y recoger un branquilló con un lazo rojo, para después reencontrarse en el Forn de Calç. Así, a través de una experiencia sensitiva, estimularon a los participantes a sentir, escuchar, respirar, conectar... Después, en parejas, se anudaron los lazos en forma de pulsera y se abrazaron conscientemente. Una experiencia única que, en medio de la naturaleza y rodeados de arte, se selló con una voz unánime: «Tinc tot el que necessito».
En la octava edición de ‘Els Ports. Natura i Art’ participaron 150 personas.
