El Reus Deportiu cae en la Copa con la cabeza bien alta

El cuadro reusense compitió y vendió cara su derrota en los cuartos de final de Copa ante el Barça. El meta Sergi Fernández privó a los rojinegros de más opciones

08 marzo 2024 22:39 | Actualizado a 08 marzo 2024 22:42
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jaume aparicio lópez

calafell

Se impuso lo esperado. El Barça superó al Reus Deportiu en los cuartos de final de la Copa del Rey de Calafell 2024. Lo que no pensaba el cuadro azulgrana fuera que tuviera que sostenerse en su portero, Sergi Fernández, para asegurarse el pase a semifinales. El meta negó al Reus sus opciones de superar la ronda.

Castigado por dos errores y el talento barcelonista, los de Jordi García hicieron un partido más que digno. La primera parte consiguió mantenerse al nivel de los azulgranas. Una igualdad que solo se rompió tras una genialidad de Elou Cervera. La segunda mitad comenzó mal, con el 2-0, y obligó a los rojinegros a remar a contracorriente. No se amilanaron. Hasta el último segundo, incluso con el partido perdido, mantuvieron los ánimos.

Alentado por una afición que convirtió el Joan Ortoll en una grada más del Palau d’Esports de Reus, los pupilos de Jordi Garcia salieron atrevidos. Tratando de confrontarse contra la lógica. Salir de la normalidad, de lo previsible, era lo único que les podía abrir la puerta de las semifinales. El Barça era más que el candidato o el ganador de las últimas tres ediciones del torneo. Es el dominador del hockey patines y esta temporada nadie les ha tosido.

Para el Reus una oportunidad con mucho que ganar. Para empezar, soñar con una Copa que no levantaban desde el 2006. Precisamente, en una final ante los azulgranas. De ahí, la alegría, tanta como tensión, con la que salió a la pista el equipo rojinegro.

Lo hizo con posesiones largas. Forzando al Barça a esperar en posiciones defensivas. Tampoco necesita más el conjunto de Edu Castro. Su talento le permite acortar las secuencias de ataque para generar pavor. Pau Bargalló quiso castigar ferozmente una pérdida de Marc Julià. No precisó su tiro el de Sant Sadurní.

Joao Rodrigues, máximo goleador de la OK Liga, quiso abrir la lata, pero se topó con Cándid Ballart. La parada dio confianza a los rojinegros que comenzaron a exigir al meta del Barça, Sergi Fernández. Sergi Aragonès y Marc Julià mostraban las uñas de un Reus Deportiu que se resistía a dejar perder su momento sin premio.

Los ataques azulgranas proliferaron. Marc Grau hacía sonar el metal de la portería de Ballart. Maxi Oruste desvió un pase que Panadero prometía facturar caro. Se guardó el ticket el jugador del Barça, porque en la siguiente acción, conseguía el 1-0. Eloi Cervera le ganó la partida a Joan Salvat, se coló y le puso el gol en bandeja de plata a Panadero.

El Reus siguió a lo suyo. Sin variar el guión. Persistiendo ante un Sergi Fernández que se empeñaba en demostrar constantemente que es uno de los mejores porteros del mundo, si no el mejor. Solo él es capaz de sacar una mano con la velocidad y la precisión necesaria para dejar a Martí Casas sin un tanto merecido. El golpeo tenía fuerza y colocación. Un gol en el 99% de los casos.

Al descanso el Reus perdía, sí, pero estaba en el partido y se había demostrado capacitado para competirle de tú a tú al Barça.

Guillem Jansà había cerrado una primera mitad de libro. El joven canterano no dio respiro a Pau Bargalló. Fue una pena que nada más comenzar el segundo tiempo se dejara atrás una pelota que Joao Rodrigues castigó con crueldad para poner el 2-0.

Ni la hinchada, ni los jugadores del Reus se daban por vencidos. En la persistencia radica el éxito. Pero el partido no era el mismo. El Barça salió dominante y el Reus no pudo contenerle.

Mientras los rojinegros buscaban ese gol que les devolviera confianza para meterse en el partido, llegó el tercero. Marc Grau cargó el stick desde la distancia y sorprendió a Càndid Ballart.

La montaña parecía imposible. Hacía falta coger mucho oxígeno para acometer su ascenso. Diego Rojas quiso insuflarle aire a su equipo. Le pegó durísimo, pero tampoco logró el tanto.

Cansado y con el marcador en contra, el Reus seguían vendiendo cara su piel. Resistía a dejarse someter. No ante el Barça.

Sergi Aragonés fue el siguiente en emprender la aventura de medirse ante Sergi Fernández. Ni se inmutó el arquero azulgrana ante la maniobra de desequilibrio que ejecutó Aragonés para plantarse ante él.

Cuando la resignación ganaba terreno en las filas rojinegras llegó el gol de Joan Salvat. Ánimos renovados y vuelta a empezar. Ocho minutos para un milagro con decenas de creyentes en las gradas del pabellón calafellense.

El único capaz de aguar la fe reusense era Sergi Fernández. Aguantaba a un Barça que fue retrocediendo ante el empuje rojinegro. Esperando que la eliminatoria se consumiera hacia el final esperado.

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