Era un encuentro entre el Sant Andreu y el Barça B de la temporada 2007/08 en Tercera División. El conjunto cuatribarrado, con Natxo González al frente, destacaba por una defensa que traía de cabeza todas las delanteras del grupo. Marcarle un gol parecía una utopía. El equipo azulgrana, con jugadores de la talla de Pedro o Busquets, desarrollaba un fútbol ofensivo, propio de la casa, pero que bajo la batuta de un perfeccionista como Pep Guardiola se convirtió en la pesadilla de sus contrincantes.
El resultado fue lo de menos. Tras el encuentro, Natxo y Pep tuvieron un encuentro. No fue el simple apretón de manos típico entre técnicos. La admiración que ambos sentían por su igual –a la que también se sumaba el desaparecido TitoVilanova– les llevó a compartir una charla táctica. Ahí se forjó una relación cariñosa entre dos ajedrecistas con un tablero verde. Aquel curso, ambos lograron el ascenso a Segunda B
Natxo González aconsejó sobre aspectos defensivos al entrenador que mejor refleja el fútbol ofensivo hoy en día. En esa conversación, en el túnel de vestuarios del Miniestadi con el olor del césped aún en el ambiente, no terminó su relación.
Desde entonces, es sabido y dicho públicamente que Natxo y Pep mantienen un vínculo especial. Sus caminos se cruzaron cuando, tras su paso por el Sant Andreu, el de Vitoria se quedó sin trabajo y Guardiola le escribió una carta de recomendación. Al poco, el vasco fue nombrado entrenador del Alavés, el club de su ciudad natal.
Quién sabe si la carta del de Sampedor fue el factor que convenció a la directiva alavesa. En cualquier caso hicieron bien en contratar a Natxo. Aquella campaña 2012/13 el conjunto albiazul logró el ascenso a Segunda A.
El último capítulo de la buena relación que mantienen ambos preparadores se ha vivido en estas fechas. Natxo González ha aprovechado estos días de fiesta ante el parón de la competición para viajar a Inglaterra. Allí la Premier League no se detiene. El domingo fue al Etihad Stadium a ver el encuentro entre el Manchester City y el Arsenal.
Las cosas no empezaron de cara para los chicos de Pep. Theo Walcott adelantó a los gunners en los primeros compases de la contienda. Ya en la segunda mitad, Sané y Sterling le dieron la vuelta al marcador. El vasco pudo celebrar la victoria de Guardiola junto a la afición sky blue.
Ambos se han reencontrado pese a la lejanía de sus objetivos profesionales. Pep, con ese hambre infinita, aspira a ganar la Champions y la Premier. La meta de Natxo es la permanencia del Reus en Segunda, todo un triunfo. Pese al tiempo y las diferencias obvias, la admiración mutua sigue latente.