Real Oviedo, el cenit de Miguel Linares

El delantero del Reus vivió cuatro años de idilio con el club asturiano, de donde se marchó como un héroe. Este domingo regresa al Carlos Tartiere

20 noviembre 2018 18:34 | Actualizado a 02 diciembre 2018 15:45
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La vida nómada de los futbolistas les dificulta cada vez más echar raíces en un lugar reconocible. El jugador de fútbol ha convertido las mudanzas en una rutina. Corre, en ocasiones, demasiado, en busca de ese contrato que le permita ver el futuro con esperanza. El negocio ha provocado que el fútbol se haya instalado en el vértigo. Y los clubs sufren falta de identidad, porque sus jugadores con mayor arraigo suelen durar poco. El capitalismo también se ha instalado en el bussiness deportivo.

Miguel Linares (Zaragoza, 1982) puede presumir de un nido diferencial. Conquistó uno de los escenarios más exigentes y con mayor tradición del fútbol español. En el Carlos Tartiere de Oviedo, todavía hoy le recuerdan. Probablemente estamos hablando del último gran ídolo del Oviedo.

Linares se pasó cuatro años en la ciudad asturiana. Todo un mundo para un futbolista moderno. Apareció en el germen del proyecto y elevó su figura a la plenitud en la temporada del estreno, la 2014-15. Curiosamente, el Oviedo luchaba por salir del pozo del fútbol modesto. Con Linares alcanzó el ansiado ascenso después de un tiempo de pesadillas y penúrias económicas. El delantero aragonés anotó más de 30 goles esa temporada, 29 en el campeonato liguero, y se postuló como un jugador franquicia para el club.

Galones de capitán

Linares construyó un trayecto profesional brillante. Regresó a Segunda División, la categoría en la que se ha pasado toda su carrera y consolidó la propuesta del Oviedo. Con más o menos protagonismo, siempre sumó. En el club ovetense destacan la obsesión casi enfermiza del atacante por cuidar su físico. Su pasión por la profesión. 

En la categoría de plata, el maño se ha movido en cifras cercanas a la decena de goles, aunque no sólo aporta efectividad en el juego. Su incansable trabajo por el bien colectivo también entusiasmó a los hinchas del Tartiere, que le han agradecido cada gota de esfuerzo que ha derramado por su club. 10 goles en 36 partidos y con 35 años cerraron una etapa brillante de Linares en Oviedo. Fue justo este verano, cuando el punta terminaba contrato y necesitó hallar un nuevo destino. Con nombre propio; CF Reus.

Su adiós resultó tan emocionante como todo el tránsito que completó de oviedista. En el último partido en el Tartiere, un 2 de junio de 2018 ante el Huesca, Miguel Linares se despidió de los adeptos con un último gol y una ovación que erizó pieles. Probablemente, el actual jugador del Reus, cumplió todos los sueños que imaginó con la camiseta del Oviedo.

«No fui, soy y seré siempre oviedista», aseguró en zona mixta ya en la presente temporada, justo después de marcarle un gol al Sporting en El Molinón, con la camiseta del Reus. Ese gol llevaba tintes especiales. Le marcó al eterno rival del Oviedo y lo celebró recordando su pasado más dominante. El domingo regresa al Tartiere, su gran cenit.

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