ChatGPT cumple un año. ¿Quo vadis?

La IA nos ofrece un salto de productividad que genera riqueza, descubrimientos y oportunidades

03 diciembre 2023 16:35 | Actualizado a 03 diciembre 2023 16:36
Se lee en minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

El 30 de noviembre de 2022 nació ChatGPT. No solo hemos sido testigos de su aparición, sino también de los primeros humanos virtuales y los robots humanoides. Lo más revolucionario fue la aparición de la inteligencia artificial (IA) en nuestras vidas.

En su primer año la IA se ha revelado como uno de los pilares de la economía del futuro. Para algunos es una amenaza existencial y para otros el remedio universal.

Los pesimistas ven un futuro distópico, con la IA sin restricciones que supera el control humano. La automatización desenfrenada perturba economías, generando desempleo masivo y convulsiones sociales. Los sistemas autónomos de armas plantean amenazas existenciales. La privacidad desaparece con niveles sin precedentes de vigilancia. La falta de marcos regulatorios agrava desigualdades, concentrando poder en entidades tecnológicas. En esta realidad sombría, la IA, antes prometedora, se convierte en una fuerza incontrolable que desafía la existencia humana.

En un futuro optimista la IA impulsa el progreso humano y la economía mediante tecnologías autónomas que mejoran la eficiencia en áreas como la salud y la gestión de recursos. La automatización libera a las personas de tareas monótonas, permitiendo el enfoque en actividades creativas. Los avances en la IA estimulan la innovación, generando empleos especializados y colaboración efectiva entre humanos y máquinas. La IA se aplica para abordar desafíos globales como el cambio climático y la atención médica. Esta realidad positiva potencia la calidad de vida y el progreso sostenible para la humanidad.

Ambos relatos son exageraciones fruto de una viva imaginación.

Cómo lo veo yo:

Primero, este ‘cerebro global’ emergente no es tanto una amenaza como una oportunidad. La IA acelera procesos intelectuales como antes lo hizo el motor para la industria, la agricultura, el transporte y las tareas domésticas. Esta vez es un motor intelectual y nos acostumbraremos a la nueva velocidad de las tareas intelectuales. En esencia, la IA nos ofrece un salto de productividad que genera más riqueza, nuevos descubrimientos y grandes oportunidades.

Segundo, aunque abrirá nuevos horizontes para muchas personas, la velocidad del cambio puede generar inquietud en algunos trabajadores que ven que sus habilidades quedan obsoletas y que tienen que reinventarse para seguir siendo empleables.

Tercero, el potencial de abuso de la IA por parte de entidades con mucho poder (administración pública, grandes empresas) es real. Disponen de datos privados y sus algoritmos toman decisiones que nos afectan directamente. ¿Y qué va a pasar si sus líderes tienen como objetivo manipular o dominar a las personas? O sea, líderes con malas intenciones pueden convertir la IA en un instrumento de subyugación.

Seguramente la IA se va a ir integrando de manera generalizada en la vida cotidiana, con oportunidades y desafíos. Es muy probable que impulse el crecimiento económico, la eficiencia y los avances científicos. La automatización mejorada creará y transformará empleos y en el mundo occidental los gobiernos intentarán reglamentarla para hacer frente a preocupaciones que tienen que ver con la privacidad y la seguridad.

Pero es esencial que todos entendamos que estamos ante un cambio profundo de paradigma. Es una transformación inevitable de la política, la economía y la sociedad que exige visión, iniciativa, colaboración y liderazgo.

Armand Bogaarts es emprendedor

Comentarios
Multimedia Diari