Comercios ‘violeta’ contra la violencia machista

17 noviembre 2023 13:49 | Actualizado a 17 noviembre 2023 13:51
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La violencia machista es una de las grandes lacras de nuestra sociedad. «Una vida mejor es una vida que extirpa la lacra de la violencia machista», decía el miércoles el entonces aún presidente en funciones y candidato a la investidura Pedro Sánchez. Él iba un poco más allá, con una propuesta un tanto difícil, con ánimo de ser contundente contra la extrema derecha: «Por cada euro que un gobierno autonómico municipal reaccionario retire a la prevención y la eliminación de este cáncer social, nosotros vamos a dedicar 10 euros a la lucha contra la violencia de género».

Fue durante su primera intervención en el debate de investidura. Evidenció que es un tema clave y al mismo tema grave. Per, ¿cómo combatirla realmente? Está claro que la educación y la prevención son imprescindibles. Hay que intentar evitar aquellas actitudes que derivan en más y más muertes de mujeres a manos de sus parejas. Pero no solo la prevención es clave, sino que es muy importante la red social que se teja alrededor de las mujeres.

Para las víctimas, es muy importante tener una puerta donde llamar, un hombro en el que llorar, un consejo que escuchar y una mano que coger

Todavía hay demasiados casos que no se denuncian. Demasiadas víctimas que no saben cómo actuar. Y, algo especialmente preocupante, cada vez hay más violencia machista entre los colectivos más jóvenes. Entre primeras relaciones de parejas adolescentes. Por supuesto, algo falla. Pero mientras gobiernos, sistema educativo, sistema judicial y todos los agentes implicados tratan de hallar y cortar la raíz del asunto, hay iniciativas que ayudan a las víctimas a afrontar su situación.

En Reus, sin ir más lejos, 17 negocios de joven creación nacidos de la mano de un proyecto de dinamización comercial se han convertido también en puntos ‘violeta’ para apoyar, sensibilizar y acoger a la víctima. «Sin ser intrusivos, a veces acompañar es suficiente», explican los propios comerciantes. Sienten que hacen algo importante. Y lo hacen. Para la víctima, es clave tener una puerta donde llamar, un hombro en el que llorar, un consejo que escuchar y una mano que coger.

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