Salvo sorpresa mayúscula, el jueves Pedro Sánchez será investido como presidente del Gobierno, al haberse asegurado los apoyos suficientes para mantenerse al frente del poder ejecutivo, pues no hay que obviar que este país se ha dotado de un modelo de democracia parlamentaria que se traduce en que alcanza la Moncloa el candidato que sea capaz de labrar una mayoría.
No lo logró el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, pese a haber sido su partido el más votado. Así las cosas, ni la investidura de Sánchez ni el Gobierno resultante del PSOE con Sumar serán ilegítimos por constituirse sobre los cimientos de una conjunción sin precedentes con el independentismo de Junts, ERC y Bildu, el PNV y los nacionalistas de Coalición Canaria; y no cabe que ninguna de las fuerzas opuestas a la coalición gubernamental y sus apoyos ponga en tela de juicio la licitud de esa mayoría conforme a nuestro sistema político.
Son tiempos que requieren mucha más política y responsabilidad y mucho menos ruido y crispación
Tratar de sembrar dudas sobre la legitimidad del Gobierno es, pues, ir contra los principios mismos de nuestro sistema. De la misma manera, cualquier expresión de violencia que tenga por objeto llevar hasta lo intolerable las manifestaciones ante las sedes de los socialistas ha de ser condenada y atajada sin paliativos por el bien de la convivencia, que es de todos.
No obstante, los miles de personas que durante estos días –sobre todo, el domingo– han salido a la calle para mostrar su no menos legítimo descontento contra la amnistía y otras concesiones de Pedro Sánchez al independentismo tienen la suficiente fuerza como para no ser minusvalorados. Cometería un error gravísimo el Gobierno si lo hace.
En un contexto marcado por la crispación y por la confusión, se hace necesario reconstruir puentes y recuperar la sensatez por parte de todos para evitar que el intento de lograr ampliar la convivencia en Catalunya reabra un conflicto en el conjunto de España. Son tiempos que requieren mucha más política y responsabilidad y mucho menos ruido y crispación.
