Ideas preconcebidas

08 enero 2023 17:57 | Actualizado a 09 enero 2023 07:00
Ignacio Marco-Gardoqui
Comparte en:

Vivimos inmersos en un océano de ideas preconcebidas. Por aquello de los misterios de la química social, la mayoría de ellas resisten perfectamente el corrosivo ph de los datos, de tal manera que sobreviven sin dificultad y se expanden con facilidad por la sociedad, sobre todo si se repiten y utilizan con la suficiente insistencia. Por eso, si le ha escuchado a cualquiera de lo múltiples representantes de los progresistas que asisten al gobierno de progreso será consciente de que la mayoría de las empresas se están forrando con esto de la inflación y que bancos y energéticas no saben dónde almacenar los beneficios extraordinarios que obtienen a costa de los sufrimientos ciudadanos.

Hasta tal punto es así que el Gobierno se ha visto obligado a elevarles la carga fiscal para cortar de raíz tanto abuso. Es cierto que la manera de hacerlo ha sido bastante chapucera y que es muy probable que las nuevas normas terminen tumbadas por los tribunales por culpa de su falta de equidad, por su carácter discriminatorio, por su insistencia en el mismo hecho gravado o por todo a la vez. Pero, qué quiere, no puede estar en todo y las urgencias recaudatorias eran muchas, a pesar de haber obtenido 33.000 millones extras. Unos millones que, a su vez, empujan a la inflación que tantos daños causa a la población y en cuya lucha tantos esfuerzos invierte luego el Gobierno.

La masa salarial ha crecido un 6%, mientras que los beneficios, después de impuestos se sitúan un 3% por debajo del año anterior. ¡Vaya por Dios, qué contrariedad, eso nos obliga a pensar. que fastidio!

Bueno pues esta semana hemos conocido los datos del INE referentes a la evolución de las empresas no financieras a lo largo de los tres primeros trimestres del año recién terminado. Se los resumo a continuación y podrá comprobar que la realidad circula a cierta distancia de las ideas preconcebidas. Vamos a ello.

La primera constatación es que los márgenes empresariales han crecido bastante (¿Ve? vamos bien). Pero es que la masa salarial ha aumentado un 6%, mientras que los beneficios, después de impuestos se sitúan un 3% por debajo del año anterior. (¡vaya por Dios, qué contrariedad, eso nos obliga a pensar, que fastidio!).

Hay más datos. Las empresas han pagado en ese período de tres trimestres 4.800 millones más de impuestos y cotizaciones sociales. Eso supone casi un 30% más que antes de la pandemia y se sitúa solo por debajo de los años de la locura inmobiliaria.

Le recuerdo que ese incremento es consecuencia de temas como el tipo mínimo del impuesto sobre sociedades, la reducción de las deducciones por beneficios de filiales, la tasa Google y los aumentos de las cotizaciones con cargo al empleador. Es decir, no reflejan todavía el impacto de los nuevos impuestos. No les ha dado tiempo a los pobres.

Hay algo peor. La formación bruta de capital, la inversión productiva, ha sido de 126.000 millones, lo que supone ¡un 5% menos que en el ejercicio anterior! ¿Eso es malo? Es nefasto, porque la inversión de hoy es el PIB de mañana.

La formación bruta de capital ha sido de 126.000 millones de euros, lo que supone ¡un 5% menos que en el ejercicio anterior! ¿Eso es malo? Es nefasto, porque la inversión de hoy es el PIB de mañana

Si algo necesitamos en España es mejorar la productividad del sistema y eso se consigue básicamente con la mejora de la formación de los empleados y el aumento de las inversiones de las empresas. Con esto se mejora la calidad de los equipos productivos y con aquello se utilizan mejor.

La triste realidad es que llevamos años de retraso en esta asignatura crucial en la que avanzamos muy poco, lo que convierte cualquier pretensión de subidas salariales en un alivio para hoy y en un grave peligro para el empleo de mañana. Bueno, pues estos son los datos. Una vez vistos, los olvidamos y así podemos volver a nuestras ideas preconcebidas. Ya sabe: Empresas malas, empresarios abusones, gobierno bueno y ¡protector!

Comentarios
Multimedia Diari