El primer político que empleó el calificativo «un gobierno Frankenstein» fue Alfredo Pérez Rubalcaba. El dirigente del PSOE rechazaba una propuesta de Pablo Iglesias diciéndole que no se puede hacer un gobierno con retales de socialistas, podemitas, radicales, nacionalistas... al modo en que Mary Shelley, la autora de la novela, se valió de fragmentos de cadáveres para componer su personaje.
El término tuvo éxito en la política española. A Pedro Sánchez le acusan de salvar cada vez la legislatura en tiempo de descuento apoyándose en los retales que encuentra a mano.
¿Cuánto puede durar con apoyos tan dispares y livianos? Nadie creería que acabará su mandato si no fuera porque la experiencia enseña que tiene siete vidas, como los gatos.
