Desde hoy la estrella de acero y vidrio que culmina la torre de María de la Sagrada Familia brillará a 138 metros en el cielo de Barcelona. Completa la novena de las 18 torres que quiso el arquitecto.
La magnanimidad de Gaudí causa admiración. Su atrevimiento se remonta a 138 años atrás, cuando colocó la primera piedra. Como los constructores de las catedrales medievales, empleó por igual fe y geometría.
Entregó su vida a este proyecto que no ha costado nada al erario público. Se ha levantado solo con donaciones, como las del propio Gaudí, que en 1910 renunció a sus honorarios, y que en 1919 se puso él mismo a pedir donativos.
La Covid-19 impedirá la finalización prevista en 2026, pero ya advirtió su mentor: «El Amo de esta obra no tiene prisa».