La poca oferta de alquileres en Reus sube los precios

Con la parálisis de la construcción a raíz de la crisis de 2008, el mercado actual es el mismo que entonces, pero ahora hay más demanda porque la economía sí que se ha reactivado

29 marzo 2022 18:10 | Actualizado a 30 marzo 2022 14:53
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Encontrar un piso de alquiler en Reus se ha convertido en casi una ‘misión imposible’ y, si no imposible, complicada. «Busco piso desde diciembre, pero hay poca oferta y esto provoca que los precios sean muy elevados. Y si no corres en decidirte, vuelan», explica Elena Domènech, una joven reusense que, actualmente, está compartiendo piso.

No es sólo una percepción, sino que el propio sector inmobiliario lo admite sin pensárselo. «Hay muy poca oferta. Ahora mismo, sólo tenemos una vivienda para alquilar», dice Maria Clara, de Finques Aragonès. En la misma línea se expresa Maria Garcia, de Grup Moral: no hay oferta, «y muchos pisos que van entrando, ni se publicitan en las webs, sino que directamente las destino a conocidos que previamente me han comentado que les mire algo». Además, añade que no hay vivienda de alquiler a Reus, «pero tampoco por los municipios de los alrededores», señala.

En los portales inmobiliarios, aparecen en Reus una cincuentena de ofertas de alquiler. Los más económicos rondan los 450 euros y los más caros superan los 1.500 mensuales. La poca oferta y la alta demanda es lo que provoca que la vivienda se encarezca, «y ahora aún están frenados por la ley de la Generalitat», puntualiza Garcia. El Tribunal Constitucional ha anulado, este mes de marzo, los artículos clave de la Ley de Medidas Urgentes en Materia de Contención de Rentas en los contratos de arrendamiento de vivienda, «pero aún no se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado. Cuando esto suceda, seguramente los precios crecerán aún más», añade.

¿Y a qué se debe esta falta de oferta? Por un lado, Maria Garcia, desde Grup Moral, lo atribuye a que no se ha construido nueva vivienda en Reus en los últimos años, desde la crisis de 2008. «Trabajamos con el mismo stock que entonces. En ese momento, mucha gente se fue de la ciudad y se tardaban meses a encontrar inquilino. Pero en los últimos años, que la economía se ha ido reactivando, vuelve a haber movimiento, también hay muchos estudiantes y, en cambio, el parque es el mismo», describe. Justamente ahora ha empezado a construirse nueva promoción, y muchos son los que, tras la Covid, buscan viviendas con terraza o casas adosadas. «Algunos optan por alquilar sus viviendas, pero muchos también venden para poder comprar la nueva casa», dice.

Desde Finques Aragonès, Maria Clara expone otra cuestión que contribuye a esta falta de oferta: cierto miedo de los propietarios, ya sea a nivel económico, de si el inquilino pagará a finales de mes, «aunque sobre esta cuestión muchos ya cuentan con un seguro y, por lo tanto, están cubiertos», y por otro lado, por el estado en el que puede quedar el piso. «En este sentido, la ley no protege», recuerda.

Ante esta escasa oferta y, a la vez, una alta demanda a raíz de la reactivación económica, el resultado es la gran dificultad con la que se encuentran los interesados en alquilar. Es el caso de Marta, que hace al menos medio año que busca piso en Reus. Es la ciudad donde trabaja y quiere ahorrar en gasolina, por lo que le interesa establecerse en la capital del Baix Camp. Pero le está resultando muy complicado encontrar una vivienda en suficiente buen estado y un precio asequible. «Por ejemplo, por 550 euros te puedes encontrar estudios de pocos metros cuadrados», dice. Y, como también señala Elena Domènech, «si te despistas, los pisos desaparecen».

En esta línea, Garcia pone como ejemplo que, por piso que tiene en cartera, puede haber una quincena de personas interesadas. Y esto en el caso que publique la oferta y no vuele antes.

Otra de las cuestiones que detallan tanto Elena como Marta son los requisitos que se piden a los futuros arrendatarios para poder acceder a la vivienda. Las inmobiliarias destacan que son avales para evitar posteriormente impagos. Unas condiciones que para Domènech son «bastante restrictivas. Hacen referencia al salario, el tipo de contrato laboral...», dice.

De hecho, en su caso, actualmente comparte piso por, precisamente, sus condiciones laborales previas, con contratos de trabajos temporales. «Pero ahora tengo un empleo estable, con un sueldo más elevado y me puedo permitir alquilar un piso yo sola», explica.

Está buscando un alquiler para larga duración, «por lo que quiero un mínimo de tres habitaciones, pero los precios son otro tema. Por menos de 500 euros solo puedes encontrar pisos de una habitación». Bajo su punto de vista, en muchas ocasiones, la relación entre el precio y las condiciones y la calidad «son bastante cuestionables», y añade: «Parece que pedir un piso asoleado, correcto, más de una habitación, un comedor amplio y una cocina decente sea cosa de privilegiados que no todo el mundo puede tener».

Desde las inmobiliarias se detalla que el perfil de las personas interesadas en alquilar es muy heterogéneo, aunque suelen ser personas jóvenes, que quieren dejar de compartir para tener su propio espacio, y también personas extranjeras o estudiantes.

Casi 500 euros de media

Según datos de Habitatge de la Generalitat de Catalunya, la media anual del alquiler en la ciudad de Reus fue, en 2021, de 477,16 euros. Un precio que va en la misma línea que los dos años anteriores –en 2020 fue de 480,54 euros y en 2019 de 471,26 €/mes– y similar a justamente antes de la crisis económica (en 2008, la media fue de 493,49 €/mes).

En cambio, si se compara con la situación de hace cinco años, se observa que la media subió 100 euros. Y es que en 2015 el precio medio del alquiler a la capital del Baix Camp fue de 380,52 euros al mes.

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