El Govern de la Generalitat ha declarado la emergencia por sequía, una situación sin precedentes, que tendrá efecto a partir de hoy y que afectará a 6 millones de personas de las áreas de Barcelona y Girona, cuyo consumo quedará limitado a un máximo de 200 litros por habitante y día.
Lo anunciaron tras la interdepartamental de sequía el propio presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el conseller de Acció Climàtica, David Mascort. «No nos habíamos enfrentado nunca a una sequía tan larga desde que existen mediciones de lluvia.
Arrastramos tres años en los que no llueve como el país necesita», dijo Aragonès, quien defendió el «trabajo» y la «inversión» para mitigar los efectos y retrasar hasta 15 meses la entrada en emergencia.
La fase de emergencia es la más grave de todas y tiene tres estadios: en el primero, las dotaciones de agua se reducen a 200 litros por habitante y día para todos los usos (comercial, industrial, lúdico o personal), y en los estadios dos y tres descienden a 180 y 160 litros, respectivamente, al tiempo que se incrementan otras restricciones.
Tarragona, en esta ocasión, queda fuera por el buen estado del río Ebre. Pero no es la provincia entera. Ya hace alrededor de seis meses que esta emergencia por sequía está en vigor en dos municipios tarraconenses, Riudecanyes y Dusesiagües.
Ahora el tema vuelve a estar de actualidad porque seis millones de catalanes, los que viven en la cuenca del Ter- Llobregat, entrarán en el estadio más preocupante del Pla Especial de Sequera de la Generalitat.
Pero desde el pasado 9 de agosto hay dos municipios del Baix Camp y 22 del Alt Empordà que viven afectados por las restricciones. Aquella fue la primera vez que se decretó la fase de emergencia en Catalunya y desde entonces, Riudecanyes y Duesaigües tienen el consumo de agua limitado a 200 litros por habitante y día, está prohibido regar jardines, zonas verdes y cultivos, llenar piscinas y limpiar la vía pública con agua potable.
Afectación en los agricultores
El alcalde de Riudecanyes, Ernest Roigé, lamenta en declaraciones al Diari la situación y las restricciones de consumo que sobre todo sufren los agricultores, pero quita importancia al resto de medidas en vigor: «No nos afectó prácticamente nada, en aquel momento ya estábamos por debajo del consumo fijado».
Aunque el máximo es de 200 litros por persona y día, el municipio consume una media de 143.
Además, Roigé enumera las principales consecuencias que han vivido en el municipio desde entonces: «Tuvimos que cerrar la piscina 15 días antes y hemos dejado de lavar las calles. Hacemos los deberes», explica.
El objetivo de la entrada en vigor de estas medidas fue garantizar el consumo de agua de boca. Para no depender exclusivamente del agua del pantano, que ha registrado un nuevo mínimo histórico al 2,85%, y necesita muchos tratamientos para que sea de uso de boca, Riudecanyes ha buscado pozos alternativos para abastecerse.
«No estamos de suerte. Hemos hecho dos pozos y no hemos hallado agua. Ahora haremos un tercer intento, ya hemos pedido los estudios», explica el alcalde.
Por su parte, los datos de consumo de agua de Duesaigües no son públicos desde el mes de septiembre en el portal de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) y su alcaldesa, Noèlia Tarragó, ha preferido no realizar declaraciones al respecto.
La fase de excepcionalidad por sequía, que es el estadio previo a la emergencia, afecta a 11 municipios más del Baix Camp, los que forman parte de la unidad hidrológica de Prades- Llaberia. Estos municipios tienen una restricción de consumo de 230 litros por persona y día y Pratdip es el único pueblo del Baix Camp que se encuentra en excepcionalidad y consume más agua de la permitida.
En la misma unidad de Prades- Llaberia, pero en la Conca de Barberà, Pira tampoco cumple esta restricción.
Mientras Catalunya entra hoy en esta nueva situación, Riudecanyes y Duesaigües siguen su camino, adaptados ya a una normalidad anormal en la que se adentraron hace ya seis meses.
