Cuando un trasplante te devuelve la vida

La historia de Eva. La tarraconense tuvo que se trasplantada de hígado en 2013, a raíz de una enfermedad hereditaria

03 mayo 2025 12:13 | Actualizado a 04 mayo 2025 07:00
Se lee en 2 minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
1
Comparte en:

Eva Vallvé es la clara demostración de lo importante que es donar órganos. Esta vecina de Tarragona fue trasplantada de hígado a los 39 años de edad. Recuerda ese día como el que le cambió la vida. Debido a una enfermedad hereditaria, Eva no podía ni levantarse de una cama. Se adelgazó 25 kilos y no podía disfrutar de sus hijos que, por ese entonces, tenían 2 y 4 años. Un trasplante de hígado lo cambió todo. Doce años después, Eva, que se encuentra en perfecto estado, nos lo cuenta, emocionada y agradecida.

Todo empezó cuando nuestra protagonista empezó a notar un dolor muy intenso en las costillas. Los médicos se pensaban que era un esguince, pero ni la medicación ni el reposo hacían efecto. Cada día estaba peor y no paraba de perder peso. Tanto que acabó enclaustrada en una cama. «No podía jugar con mis hijos, apenas podía moverme. Estaba débil», recuerda.

Tras ocho meses muy duros, llegaba el diagnóstico. Telangiectasis hemorrágica hereditaria, una enfermedad vascular genética que le provoca hemorragias y malformaciones en venas y arterias de los órganos. A Eva le afectó al hígado. «Tenía los conductos obstruidos y algunas zonas del órgano necrosadas», explica la protagonista.

La mandaron al Hospital de Bellvitge, donde hay un equipo multidisciplinar que se dedica exclusivamente a esta enfermedad minoritaria. «Cuando llegué a Bellvitge se me abrió una ventana donde hasta entonces solo había una pared», dice.

La cosa fue rapidísima. La única solución que le dieron fue el trasplante. El hígado no funcionaba y podía morir. «Me quedé muy sorprendida. Nunca había pensado ni en trasplantes ni en donaciones de órganos. Era un mundo totalmente desconocido», explica Eva, quien desde el minuto uno siempre estuvo muy positiva.

Tras muchos y largos periodos de ingresos, llegó el día. Eran las siete de la tarde y Eva esperaba que volviesen de pasear su marido y sus dos hijos. Sonó el teléfono. «Era la doctora. Me decía que tenía un hígado para mí. Esa frase me marcó. Me puse a saltar de alegría, pero al colgar empecé a llorar. Tuve miedo. Una mezcla de sentimientos», explica Eva, quien enseguida llamó a su marido. «Una amiga me dijo que vio como mi marido, Josep, corría por la Rambla con una sonrisa en la cara», comenta.

Eva se despidió de sus hijos por teléfono y, desde la camilla, les cantó la nana de Bona nit de Els Pets. «No sabía lo que vendría después», dice, muy emocionada.

La operación se complicó mucho y el trasplante quedó en intento. Eva entraba entonces en lo que se conoce como emergencia 0. El primer hígado que hubiera en toda España era para ella. Le iba la vida. Y al día siguiente, al atardecer, llegaba. El trasplante fue un éxito y, doce años después, Eva lleva una vida normal y corriente.

«Me encantaría poder agradecer al donante. Gracias a la generosidad de una persona y a la decisión que tomó su familia en un momento muy duro, hoy estoy aquí», dice Eva, quien añade que «a mí la vida me cambió. Pude jugar con mis hijos y disfrutar de mi familia, cosas que para mí eran impensables. Volví a nacer».

Comentarios
Multimedia Diari