El precio de la energía frena
la recuperación de los cines

Hay salas que han pasado de pagar 4.000 a 15.000 euros por la electricidad, pero hay cierto optimismo en el sector con el éxito de la Fiesta del Cine y los taquillazos que se avecinan

12 octubre 2022 18:41 | Actualizado a 13 octubre 2022 07:00
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Proyectar películas en la gran pantalla y climatizar las grandes salas de los cines consume muchísima electricidad. Y los precios disparados de la luz han sido un jarro de agua no fría, congelada, para las empresas de multicines, que vivían un 2022 de paulatina recuperación tras los cierres y restricciones sufridas en pandemia, que se tradujeron en cifras de espectadores y facturación muy bajas. Un aumento de los costes que, además, no han repercutido en los precios de las entradas ni de las palomitas y bebidas, con lo que han visto reducirse de forma drástica los márgenes de beneficio. No obstante, los empresarios, que reclaman ayudas por parte de las administraciones, viven la situación actual con cierto optimismo, animados por el éxito de la Fiesta del Cine celebrada esta semana y esperanzados ante los potentes estrenos que se avecinan, pero conscientes del delicado momento económico que atraviesan sin tregua desde hace dos años y medio.

Según datos de Insight View, una plataforma de analítca avanzada, los niveles de facturación de las salas de cine se encuentran un 40% por debajo respecto a los niveles de prepandemia, y el 28% de los negocios están en riesgo de impago. Si bien la directora del Gremi de Cinemes de Catalunya, Pilar Sierra, reconoce que «la situación es complicada», defiende a la vez que «estamos en una tendencia de incremento de espectadores, de recuperación, lenta, pero positiva». Una recuperación que se ha visto lastrada por el coste disparado de la energía y de las materias primas, lamenta Sierra, que avanza que «desde el Gremi estamos preparando una encuesta de la que extraer datos para plantear nuestras necesidades a la administración y pedir ayudas».

Prueba de la recuperación de la actividad en las salas de cine es que, según la representante, «hasta el mes de septiembre de este año ya hemos tenido más espectadores que en todo el 2021», un año que todavía estuvo marcado por los cierres y restricciones por la crisis sanitaria. En relación a las cifras prepandemia, Sierra comenta que todavía se está lejos de 2019 en cuanto a facturación, pero recuerda que ese fue el mejor año de la última década para las salas de cine. «La Fiesta del Cine ha ido muy bien y la previsión es que este último trimestre de año sea bueno también, sobre todo con Avatar 2», manifiesta Sierra, que reconoce que «la asistencia a los cines está muy condicionada a los estrenos que haya». De cara al futuro, «esperamos que a lo largo del año que viene se acabe de normalizar, el 2023 debe ser el año de la consolidación de la recuperación, siempre que nada externo lo estropee».

El precio de la luz, por cuatro

Quien sufre en sus propias carnes el aumento incontrolado del precio de la luz es Joan Montserrat, propietario de los MCB Cinemes de Calafell. «La factura se me ha multiplicado por cuatro, y he pasado de pagar unos 3.500 o 4.000 euros al mes a pagar 15.000», lamenta el empresario, que afirma que «además del gasto de electricidad para la proyección de la película también consume mucho la climatización de las salas, muy altas y con muchos metros cúbicos que calentar o enfriar, según la época del año».

A esto hay que sumarle las dificultades por las que pasó el sector durante la pandemia y que todavía arrastra y la guerra de Ucrania, que ha provocado un encarecimiento importante del aceite de girasol y del maíz, dos productos necesarios para la elaboración de las palomitas, una oferta que no puede faltar en el cine. Y, recuerda Montserrat, que la complicación económica es mayor en el caso de los negocios que no tienen las instalaciones en propiedad y cada mes tienen que pagar un alquiler –en su caso es el propietario–. Aunque el colmo de este conjunto de obstáculos es que los empresarios no pueden repercutir los incrementos de toda esta serie de costes ni en la entrada ni en el género que venden en el bar. «Estamos viviendo una crisis muy grave que afecta a todo el mundo e ir al cine es un gasto que se puede obviar en caso de necesidad», comenta Montserrat, que añade que «todos los precios están subiendo de forma extraordinaria, y ya solo faltaría que nosotros también los subiéramos. Intentamos aguantar como podemos reduciendo al máximo nuestros márgenes y si recibimos ayudas podremos seguir así, pero si no en un futuro tendremos que tomar las medidas oportunas para sobrevivir».

El sector reclama ayudas económicas por parte de la administración para superar este bache

También lamenta este frenazo de la recuperación postpandemia Josep Eduard Príncep, gerente de Ocine Les Gavarres de Tarragona. «Veníamos de unos tiempos muy difíciles, aunque en 2021 la gente ya empezó a venir al cine, primero los más jóvenes y después ya se atrevieron los adultos, y nos plantamos en 2022 con bastante optimismo», recuerda Príncep que no obstante lamenta el jarro de agua fría que supone la llegada de cada factura de luz. «Consumimos mucho, hemos duplicado y triplicado el gasto y en un año en que no tienes las cifras de 2019, las cuales creo que costará recuperar porque además fue el mejor año de la última década», comenta el gerente de los multicines tarraconenses.

Otro de los factores que influye en una buena asistencia al cine, como no podría ser de otra forma, son las películas que se proyectan. Príncep celebra que hay películas que se estrenaron a principios de verano y aún triunfan, como Top Gun, y destaca que este año «dependemos mucho de Hollywood, porque el cine español, más allá de Padre no hay más que uno 3 y Alcarràs, que han tenido muy buena acogida, no está vendiendo mucho». A pesar de todo, califica de «brotes verdes» el éxito de la Fiesta del Cine, celebrada la semana pasada, o los estrenos, que se esperan que sean taquillazos, de algunas pelis de Disney en noviembre o la de Avatar 2 en diciembre, «para la que ya hemos hecho un pedido de gafas 3D porque esperamos mucha gente». De hecho, actualmente se está proyectando una remasterización de la primera entrega y llena las salas a diario.

Gastar sin facturar tanto

Y más sufren las salas que apuestan por el cine independiente, con un público muy concreto lejos de las masas que mueve el comercial. Aunque obviamente no tienen tantas salas como un multicine, prácticamente sí gastan lo mismo en espacios como los vestíbulos, pero con una facturación muchísimo menor. Es el ejemplo del Rambla de l’Art Cambrils, regentado por Toni Badimón, quien dice que han pasado de pagar 700 euros a 2.000 por la subida de la luz. «Este año tendremos alrededor de 20.000 espectadores en total, y suerte que hacemos otras actividades, porque con el cine perdemos dinero», lamenta.

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