La escasez de medicamentos se triplica respecto al 2018

Las farmacias alertan de que el problema se cronifica. La falta de suministro afecta a más de 700 medicamentos generando preocupación y dificultades para los pacientes

19 mayo 2023 19:40 | Actualizado a 20 mayo 2023 13:00
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«He estado esperando seis meses para poder tomar el medicamento Todacitan que me recetaron para dejar de fumar. Fui a tres farmacias diferentes y estuve apuntado en sus listas durante seis meses, pero en todas me decían que había una sobredemanda y que los laboratorios no daban de sí. Esto me explicaron que vino motivado porque era el único medicamento efectivo que había en el mercado en estos momentos». Este es el caso de Pere, vecino cambrilense que denuncia la situación que ha vivido. Por suerte ha tenido final feliz porque ya está al final del tratamiento, pero le ha costado una espera de nada más y nada menos que seis meses. No es un caso aislado.

Al igual que él hay cada vez más ciudadanos en su situación y con todo tipo de fármacos. La lista empieza a ser cada vez más larga. Las cifras son elocuentes: según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), hay actualmente problemas de suministro en 764 fármacos, con una media de 881 en los últimos tres meses; en 2018, el desabastecimiento había sido de 250 productos, y a finales de 2019, de 536. El problema se agrava.

Esta ‘lista negra’ se puede encontrar en Internet. Basta con visitar la página de la Aemps y el apartado de problemas de suministros activos. Allí aparece el listado con los 764 fármacos actuales que rezan en él. En él aparece la fecha de inicio del problema y también la fecha posible en la que volverá el suministro a la normalidad.

«He estado esperando seis meses para poder tomar el fármaco que me recetaron para dejar de fumar», Pere

Sin embargo no reina el caos y eso conviene recalcarlo. No hay que alarmarse, aunque sí que trabajar para modificar este contexto. La falta de ciertos medicamentos no suponen una alarma de salud pública. Primero porque, aunque pueden parecer muchos medicamentos, este número solo supone un 1,9% del total, de los más de 15.000 fármacos comercializados en España. Además siempre habrá el mismo compuesto activo de otro laboratorio o en otro formato.

No obstante, la falta de estos medicamentos es patente en la mayoría de farmcias. Según el Centro de Información sobre el Suministro de Medicamentos (CISMED), en casi 10.000 de las 22.000 farmacias españolas, confirman un incremento exponencial de las incidencias o alertas de suministro -que no desabastecimiento- en el último año, aunque el problema se arrastra desde hace tiempo. «Ahora cuando pedimos comandas vemos que la lista de medicamentos sin stock es más grande», assegura Esther, propietaria y farmacéutica de la Farmacia María Esther Fernández Cabré en Tarragona.

Un problema cronificado

Esto provoca que todos los pacientes paguen las consecuencias de un sistema farmacéutico que se ve sin la oferta necesaria en una situación que se ha convertido en rutinaria para ellos. Desgraciadamente es así, tal y como reconoce Eduard Roig, de la la Farmacia Prim de Reus: «Todas las farmacias estamos igual. Siempre ha habido falta de stock, el problema es que ahora es todavía más grave y hay medicamentos que no se pueden sustituir sin receta, por lo que obligas al cliente a tener que volver al médico para que le receten otro fármaco».

Esther Fernández confirma este problema, pero da relevancia a otro aspecto que va más allá de la falta de stock y es el poco margen de maniobra que tienen las farmacias a la hora de intentar solucionar esta ausencia de muchos de estos fármacos: «Estamos muy limitados a nivel de sustituciones y no lo entiendo porque estamos capacitados para respetar el principio activo. Todo esto lo que provoca es que la persona tenga que volver al médico a por otra receta y encalla todo más».

«Todas las farmacias estamos igual. Siempre ha habido este problema», Eduard Roig

Está claro que la cadena está fallando y la comunicación entre CAP y farmacias no es tan fluida como a veces debería. Fernández explica una anécdota que no le sucedió hace demasiado y que todavía causa su asombro al explicarla: «Llamé a un CAP para ponerme en contacto con uno de los médicos del centro para confirmar si una medicación recetada era correcta. Desde administración me dijeron que no me podían poner en llamada con él y que tampoco me podían facilitar su mail. ¿Sabes cuál fue su solución? Me dijeron que enviará un correo postal. No me lo podía creer que me dijeran esto en el siglo XXI».

¿Cómo se ha llegado a esta situación? Hay diferentes factores que explican que se haya llegado hasta esta situación. La primera es la fabricación de materias primas que está en muy pocas manos y que se reparten entre China e India con más de un 80% de la producción. Esto provoca que se dependa en exceso de ambos países productores. Si alguno de los dos sufre un retraso, la rueda deja de girar.

La segunda razón de la escasez es puramente económica y comercial. Los medicamentos tienen precio regulado, que no puede variar sin autorización de la Aemps, y los precios españoles, desde la revisión a raíz de la crisis de 2008, son sensiblemente más bajos que los de la mayoría de los países de la UE (el 50% de los alemanes, por ejemplo), por lo que los laboratorios tienden a dar preferencia a los países donde más rentabilidad consiguen. «España tiene el medicamento más barato de toda Europa y prefieren exportarlo fuera del país para sacar más rédito. No hay que olvidar que son empresas y que buscan el beneficio como todas», explica la farmacéutica tarraconense.

También hay factores coyunturales como que en invierno crece la demanda de según que fármaco. La Unión Europea ya ha alertado de que faltan antibióticos como la amoxicilina, y algunos medicamentos para aliviar el resfriado, la gripe y otras infecciones respiratorias son algunos de los más afectados.

El paciente, el que más pierde

¿Quiénes son los grandes damnificados? Para Fernández está claro quien se lleva la peor parte y no son las farmacias. «Para nosotros es un mal menor. Económicamente no nos afecta tanto porque el paciente vuelve finalmente con una nueva receta y termina comprando. El que más lo paga es el paciente que pierde tiempo y en muchas ocasiones se tiene que mover cuando tiene hasta problemas de movilidad. No se puede continuar así, hay que hacer algo». Misma opinión tiene Eduard Roig: «El que más lo sufre sin duda es el paciente. Para nosotros no es agradable tener que explicarle la situación».

El futuro no es nada esperanzador y así lo dejan claro desde una de las farmacias de la capital del Baix Camp: «Siempre habrá falta de medicamentos es algo con lo que tenemos que convivir porque nadie paga por un stock de seguridad porque no interesa a nivel económico».

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