Mala hierba nunca muere, por suerte para nosotros

SEO Birdflife defiende las conocidas como «malas hierbas» por la fauna que albergan y su resistencia al cambio climático

15 agosto 2023 19:00 | Actualizado a 16 agosto 2023 07:00
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Es habitual encontrar en Tarragona las comúnmente llamadas «malas hierbas», estas se pueden ver en los parterres de los árboles plantados, en solares abandonados o incluso abriéndose paso entre las baldosas de nuestras calles. Estas son normalmente repudiadas por los ciudadanos, de hecho, en las últimas semanas, diversos usuarios de Twitter denunciaban «la mala imagen que generan».

Sin embargo, la Sociedad Española de Ornitología, SEO Birdlife, defiende que «las hierbas urbanas son clave para proporcionar alimento a la fauna de la ciudad, proteger el suelo y ayudar a retener el agua». El área de biodiversidad urbana de esta ONG trabaja por «mejorar la vida de la fauna en las ciudades , pero también la de sus habitantes». Cristina Sánchez, delegada de SEO Birdlife en Catalunya, detalla que «estas plantas sostienen el ecosistema», ya que de ellas y de su grano se alimentan muchas aves e insectos que las polinizan, además, bajo su suelo habitan gusanos de tierra. Sánchez explica que «un suelo con cubierta vegetal tiene unas condiciones físicas diferentes», reteniendo mejor la humedad al generar una zona más fresca y aireada por el movimiento de los gusanos que habitan en el.

Especies autóctonas

Cuando pensamos en espacios verdes en la ciudad, muchas veces nos vienen a la mente praderas de césped limpias y recortadas. Sánchez recuerda que «este modelo se implantó en la costa catalana, intentando imitar la imagen de otros climas cómo Inglaterra o Norteamérica», sin embargo, mantener este tipo de vegetación en Tarragona supone «un gran gasto hídrico». Un mal ejemplo serían los parterres de las ramblas Nova y Lluís Companys o la orilla del Francolí, que contrasta con su entorno más natural, árido, pero variado, unos metros más arriba.

Para combatir esto, la delegada apuesta por las especies autóctonas mediterráneas, que son capaces de resistir las altas temperaturas, aunque para ello tengan que cambiar su color y tener un aspecto menos vistoso durante el verano. Durante el anterior mandato, la concejal Elvira Vidal (Junts), ocupando la cartera de parques y jardines, hizo cierta apuesta por estas variedades propias. Vidal considera que «ser una Vila Florida es también apostar por vegetación poco exigente hídricamente».

La temperatura entre una zona asfaltada y un entorno natural puede suponer hasta 12 grados de diferencia en la ciudad

Para Vidal, es importante «dejar de lado el concepto de parques y jardines y apostar por un verde urbano» donde no sea necesario escapar de la ciudad para estar en contacto con la naturaleza. Una opinión compartida por Cristina Sánchez, quien cita que «diversos estudios relacionan directamente la calidad de vida con la cantidad de entorno natural que tenemos cerca». Así es el caso de un proyecto de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), que demostró que los barrios de Barcelona con mayor y más diversa población de árboles eran también los que tenían ciudadanos con una mayor esperanza de vida. La delegada considera que «la naturaleza debería ser un bien protegido para poder vivir en condiciones dignas».

La vida se abre paso

Las malas hierbas no solo se abren paso alrededor de los árboles urbanos, sino que, a veces, se puede ver como estos atraviesan el cemento o asfalto de las calles que los rodean. En estos casos, Sánchez asegura que «puede haber vida debajo de estas calles, pero es complicado». No obstante, estas pequeñas hierbas que buscan una salida no son más que «una muestra de que no se está dando suficiente espacio a la vegetación». Frente a esto, las actuaciones de jardinería no pueden hacer nada, ya que las raíces siguen creciendo bajo el suelo.

La pugna de este tipo de plantas por sobrevivir debajo de elementos opacos y pesados, agrietándolos para buscar el sol, es también «una muestra de su resiliencia». Sánchez ve en este gesto «una esperanza de que las cosas podrían estar mejor y de cómo podría ayudar esta flora en un contexto de sequía».

Un cambio de mentalidad

Para Cristina Sánchez, todo pasa al final por «un cambio de mentalidad entre la ciudadanía». «Tenemos que dejar de pensar que un campo de césped regado es un espacio natural y aprender a convivir en espacios con plantas de diferentes colores y medidas, con insectos viviendo en ellas», incide. Cabe recordar, que espacios verdes como Hyde Park en Londres se vieron completamente secos durante el anterior verano. «Estamos copiando un modelo que ni siquiera sobrevive en su lugar autóctono», denuncia la delegada.

Crisntina Sánchez, delegada catalana de SEO Birdlife: Hyde Park se ha secado, estamos emulando un modelo que no funciona ni en su origen

Por este motivo, Sánchez apuesta por la creación de ciudades que «reduzcan el asfalto y el cemento a favor de la tierra, que dé a la vegetación el espacio que merece». La delegada recuerda que «estos espacios naturales pueden marcar una diferencia de diez o doce grados con otras zonas completamente asfaltadas en la ciudad».

En la misma línea, Elvira Vidal remarca que «el medio ambiente es sobre todo el verde cotidiano» y, como propuestas concretas, apuesta por naturalizar los espacios del antiguo Hostal del Sol, las rotondas en los polígonos industriales y una «Plaça de la Mediterrània» en el último tramo de la Rambla Nova.

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