Explica Carmen de Armengol, concejala de fiestas del ayuntamiento de Renau (Tarragonès) que ‘Agus’ es uno de esos vecinos que se implican en todas las actividades que se hacen. «Siempre ha ido él por delante y ahora que está más limitado no vemos mejor manera de devolverle lo que nos ha dado que hacer lo mismo por él».
El ‘Agus’ a quien se refiere es Agustín Franco, un vecino del pueblo que sufre Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa rápidamente progresiva. Pensando en él han organizado este domingo 26 una jornada para recaudar fondos para la Fundació Catalana d’ELA Miquel Valls, una entidad sin ánimo de lucro que se encarga de ayudar a quienes sufren la enfermedad y sus familias.
Olga Martínez, mujer de ‘Agus’, explica que la fundación ha tenido un papel muy importante para ellos desde un primer momento; en especial en todo lo que tiene que ver con los materiales que han ido necesitando a medida que la enfermedad progresa. Es una ayuda valiosa, explica, porque hay una sucesión de gastos y cuidados muy difíciles de asumir por parte de cualquier familia.
Actividades todo el día
Las actividades de la jornada comienzan a las 9.30 de la mañana con una caminata por el itinerario saludable del pueblo. Una vez acabado el recorrido, de unos cinco kilómetros, los vecinos tendrán preparado el desayuno, una butifarrada.
Las actividades comienzan con una caminata de cinco kilómetros
«Y la intención es que después la gente se quede, porque a las doce comenzamos con el vermut rumbero en el cual tocará el grupo Vergüenza Ajena que, como todos los músicos que participan ese día colaborará de manera solidaria», explica Carmen de Armengol.
A las 14.30 será el momento de la paella solidaria y a las 16 horas seguirá la fiesta con el ‘tardeo’ a cargo de Rockin Woolf y De Duende. Para toda la actividad han contado con la solidaridad de empresas y restaurantes de la zona.
Arropados por el pueblo
Cuenta Olga que ella y Agus vivieron durante 23 años en Sant Pere i Sant Pau y se mudaron a Renau cuando compraron una casa antigua que renovaron con mucha ilusión. Justamente cuando acabaron las obras recibieron el diagnóstico. Como muchas familias han tenido que ir pagando de su cuenta adaptaciones, como la instalación de un elevador.
Asegura que en Renau se sienten arropados y que la jornada es una expresión más del espíritu solidario de los vecinos «es un pueblo muy pequeño (160 habitantes empadronados según el Idescat) pero nos ayudamos mucho».
