Repetir curso no mejora el rendimiento académico

El año pasado el 5,4% de los alumnos de ESO del Tarragonès eran repetidores. El resultado de las pruebas de competencias ha reabierto el debate sobre si la medida sirve de algo

03 octubre 2019 07:50 | Actualizado a 05 octubre 2019 16:56
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A priori podría parecer que repetir curso, que ver la misma materia por segunda vez, da cierta ventaja a los alumnos que lo hacen sobre el resto. No obstante, los datos demuestran justo lo contrario. Según la evaluación de cuarto de la ESO que se realizó el pasado mes de febrero, los alumnos catalanes que están repitiendo sacan peores resultados que sus compañeros en todas las áreas. El caso más llamativo son las pruebas de inglés, donde obtienen 19 puntos menos que los no repetidores, seguidas de las de matemáticas donde obtienen un 14,9% menos.

Estos datos del Consell Superior d’Avaluació del Sistema Educatiu de Catalunya reabren el debate sobre si repetir curso mejora o empeora la situación de los estudiantes; sobre si la medida consigue que lleguen al nivel esperado o si, por el contrario, les convierte en carne de cañón para el abandono escolar (actualmente en el 17,4%).

Dos de cada diez

El curso pasado 626 alumnos estaban repitiendo curso en la comarca del Tarragonès; eran el 5,4% del total. La estadística también demuestra que los chicos repiten casi el doble que las chicas y que el número de los que se encuentra en esta situación va aumentando paulatinamente desde 1º hasta 4º de la ESO.

No obstante, el dato habla solo de los que están repitiendo en ese momento y no de los que lo han hecho en cursos anteriores. Según el informe PISA de 2015, en Catalunya el 21% de los alumnos de 15 años ha repetido algún curso a lo largo de su vida escolar, muy por encima de la media de la OCDE (12%) pero por debajo de la media española (31%).

En plena adolescencia

Hasta aquí las estadísticas, pero, ¿cómo se toman la medida los alumnos en plena adolescencia?

Adriana, una tarraconense que ahora tiene 26 años recuerda, ya con cierta distancia, que repitió segundo de la ESO. Dice que «depende de cómo te lo tomes, si como un castigo o como una oportunidad y yo me lo tomé como lo segundo».

En su caso reconoce que los primeros días fueron duros en un grupo que no era el suyo, pero, a la larga, señala que: «Estoy agradecida. Mi adolescencia fue complicada y repetir no solo me benefició desde el punto de vista de los estudios, sino de las amistades. Muchas de las personas que conocí ese curso son mis amigos todavía», relata. Estudió un ciclo de Educación Infantil y hoy ejerce en ese ámbito.

Pero no todos los casos son iguales, es frecuente que el alumno sienta que ha perdido un año de su vida. Ana, profesora de un instituto de Tarragona, dice que no se puede generalizar, pero lo más frecuente es que los alumnos lo vean como un castigo. Saben, además, que en secundaria se puede repetir el mismo curso una sola vez así que, independientemente de su desempeño, al año siguiente pasan automáticamente.

Reconoce, igual que otros profesores consultados, que repetir es siempre el último recurso y que se trata de poner todos los medios antes de decidirlo porque se sabe del efecto que puede tener no solo en el alumno sino también en el grupo. A veces introducir un alumno más maduro en la clase distorsiona la convivencia, dice.

Flexibilizar el sistema

Luís Marqués, decano de la Facultat de Ciències de l’Educació i Psicologia de la URV, cree que el debate es mucho más complejo que si se debe repetir o no. Cree que habría que preguntarse por qué repiten estos alumnos: «¿Por falta de motivación?, ¿porque el sistema es malo?, ¿porque las familias no los apoyan?, ¿porque no han completado su maduración?».

En el caso más que probable de que el problema sea la motivación también se pregunta: «¿Repetir lo va a motivar?, ¿motiva o desmotiva al resto?».

Recuerda que, cuando un alumno repite curso, la normativa recoge que se le debe realizar un plan individualizado, pero ponerlo en práctica es mucho más difícil. «Explíqueselo a un profesor que tiene 33 alumnos entre los cuales el repetidor seguramente no será el único que tenga un plan de este tipo». Y concluye que: «Hacer que repitan no sirve si no cambias nada».

Apunta que hay medidas que podrían ayudar a reducir el número de repetidores, como tener un sistema más flexible para que desde el principio de la ESO los alumnos tengan algunas materias básicas y luego puedan diseñar su currículum. Esta opción, no obstante, también implica contar con más recursos docentes.

También está el caso de Alemania, explica, donde han optado por otro sistema, que es ofrecer tres tipos de instituto a partir de los 11 años en función del rendimiento de los estudiantes.

Cambiar la forma de evaluar

Por su parte Jean Marc Segarra, director de los servicios territoriales de Educació en Tarragona y profesor y director de instituto durante años, reconoce que el debate sobre la repetición es necesario. En su opinión como docente, más allá de casos muy claros, como cuando el alumno ha tenido una larga enfermedad o necesita madurar, la clave para saber si un alumno debe repetir está en si se ha esforzado o no. Advierte que hay que tener muy en cuenta el bienestar emocional de los alumnos pero haciéndoles saber «que no se regala nada».

No obstante, reconoce que parte de la solución también pasa por cambiar la manera en que se evalúa a los alumnos. «Hay que llegar a un mínimo, pero ese mínimo no puede depender de una sola materia que no te va bien. Hay que poder valorar a los alumnos de otra forma», explica.

Es un esfuerzo, el de evaluar por competencias, que ya se está haciendo en primaria y que, reconoce, comienza a introducirse en secundaria aunque todavía queda camino por recorrer.

El siguiente paso será mirar hacia el bachillerato, donde todavía las evaluaciones se basan en acumular conocimientos, con su máxima expresión en la pruebas de acceso a la universidad.

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