Salvador Macip: «Hace años que se avisaba de una pandemia así»

Entrevista. «La gripe A de 2009 fue una advertencia». Este científico insta a la comunidad internacional a prepararse coordinadamente para futuras epidemias: «Lo que pasa en un mercado chino ya no es local»

24 marzo 2020 19:30 | Actualizado a 25 marzo 2020 12:09
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¿Cómo diagnostica, a día de hoy, la situación?

Todo cambia de un día para otro. Es verdad que al principio hubo un retraso en aplicar medidas drásticas desde el inicio, y más viendo el ejemplo de China, Italia, Singapur, Taiwan o Hong Kong. Habría que haber actuado con más rapidez, aislando los focos, conteniendo Madrid, por ejemplo. Ahora ya lo estamos haciendo, pero hemos perdido un tiempo precioso.

¿Vamos por el buen camino?

Estamos en la línea, todos en casa y aguantando el golpe. Estamos en una fase en la que se comienza, no a frenar, pero sí a disminuir el ritmo de contagios. Creo que la primera semana de confinamiento está funcionando, pero aún no frenamos lo bastante rápido. El principal problema es que se den todos los casos de golpe y los graves no se puedan atender en el hospital, incluyendo otras enfermedades, y que haya una mortalidad todavía más alta.

¿Son suficientes las medidas en España o hay que endurecerlas, como piden algunos expertos?

Hay que ir al máximo y endurecer más. Estamos en la subida aún y es el momento de ser lo más drásticos posibles. Ahora no hay excusa. Es un virus nuevo pero ya sabemos cómo funciona por otros países. Italia no hizo bien el confinamiento y sufrió durante semanas. En cambio en Singapur, una ciudad con seis millones de habitantes, hasta hace poco no había tenido ni una muerte.

¿Aquí no estamos haciendo bien los deberes?

Hay que ser serios y estrictos, como en China, que lo ha hecho muy bien. Desde el inicio hay que hacer tests y más tests para detectar a los enfermos, luego el aislamiento y el seguimiento de sus contactos. Y en cuarentena, cerrar fronteras. Evidentemente, son sociedades diferentes, y siempre hay que tener en cuenta la personalidad y la idiosincrasia de cada lugar. Quizás en Occidente no puedas aplicar las medidas tan drásticas de un gobierno autoritario como el chino, pero hay que endurecer las normas.

En Corea del Sur han optado por tests masivos y ni siquiera han tenido que aislar poblaciones.

Sí, y les ha funcionado, pero ahora eso ya no afecta tanto aquí, habría que haber hecho muchos tests muy rápidos en el inicio, pero quizás ahora ya no es tanto la clave para la solución.

¿Será necesario un confinamiento más allá del 11 de abril?

Es la pregunta del millón. Es difícil de decir. En China ha durado un mes y medio. Hay que ir revisando día a día. Si no funcionan las medidas o no son tan drásticas, se alargará más. Lo que está claro es que necesitamos unas cuantas semanas más.

Usted dice que la gripe A nos avisó en 2009 y no se hizo nada.

Es falso eso que dijo el presidente Pedro Sánchez de que esto no se podía prever. Se sabía que habría una pandemia. Todo el mundo que trabaja con virus ya sabía que vendría. Pandemias han existido siempre, pero ahora corremos más riesgos por estar en un mundo globalizado. Cualquier brote, en unas horas, se va al otro lado del planeta. Entonces, ¿por qué no nos preparamos? Los virus cambiarán, habrá más o menos peligrosos, pero estarán ahí y serán amenazas.

La gripe A no sirvió para prepararnos.

La gripe A de 2009 fue relativamente suave comparada con lo que se esperaba. Pero ya alertábamos, hace 11 años. Quizás tardemos cinco, 10 o 30 años más en ver otra pandemia, pero llegará.

¿Cómo prepararnos, pues?

Hay que estar mejor coordinados, a nivel europeo, con un comité de expertos, un grupo de acción. Ahora no podemos decir que esto no pasará nunca. Ha sido la primera pandemia importante del siglo en un mundo globalizado. Tenemos los datos, sabemos qué pasa.

¿Y después?

Ahora falta que los expertos preparen un protocolo de actuación: qué hay que hacer para evitar el colapso sanitario, cómo aseguraremos el suministro básico de material, cómo se pueden acelerar las vacunas… Hay que planificar y organizar a nivel mundial, lo puede hacer la OMS u otro organismo, pero de forma coordinada. No tenemos un criterio único para definir las medidas de protección y cuándo deben aplicarse. Hay que prepararse del mismo modo en que existen planes para actuar en casos de accidentes nucleares o petroquímicos.

¿Eso puede evitar una mayor mortalidad?

Hay que tener en cuenta que estamos hablando de que es un virus relativamente leve, imaginemos un virus peor, porque hay muchos peores, como el del ébola, con la mortalidad de un 50 o un 60%, pero no hace falta irse tan lejos.

¿En qué sentido?

La verdad es que los virus muy agresivos se transmiten mal, pero con algo a medio camino la situación ya sería preocupante. Pongamos que el COVID-19 tiene una mortalidad de un 1% en aquellos países con un sistema sanitario desarrollado. Ahora imaginemos un virus con una mortalidad del 10%. No es descabellado que pueda aparecer. Entonces las víctimas se multiplicarían por 10. Por eso hay que hacer una preparación coordinada de cara al próximo escenario.

La relación con el mundo animal será clave. El COVID-19 viene de ahí precisamente.

Absolutamente. Hay que establecer una protección a nivel mundial para controlar ciertas prácticas que se hace en algunos sitios. Eso podía ser un problema local, pero ahora lo que ha pasado en un mercado perdido de China puede afectar a todo el mundo.

Eso era impensable antes.

Hay que introducir ese concepto de salud planetaria. Antes se hablaba de salud global, pero hay que considerar la relación con el medio ambiente. Hay una serie de problemas derivados de cómo los humanos interaccionamos con el medio y eso genera inconvenientes que antes no habíamos visto.

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