Se llaman bebés ‘reborn’ (renacido, en inglés) y su logradísimo hiperrealismo les ha hecho saltar a la palestra más de una vez en los últimos tiempos. La última anécdota la protagonizó hace unos días una concursante de Gran Hermano que entró a la casa del programa con un muñeco que en algún momento se especuló que podría ser un bebé real. Tanto interés despertó el aspecto del muñeco, que se llama Juanito, como lo que costó la criatura, 900 euros... Hace unos días también la policía de Dudley (Reino Unido) «rescató» lo que parecía un bebé real del interior de un coche aparcado para luego descubrir que se trataba de un muñeco que había sido dejado allí por su dueña, una niña de 10 años.
Lo cierto es que la compra-venta de estos muñecos, que no juguetes, no para de crecer, así como todo el mercado alrededor de su elaboración artesanal. Una muestra de ello es que el próximo sábado 14 de noviembre tendrá lugar en el Tinglado 4 del Moll de Costa la segunda Feria-Exposición de bebés ‘reborn’ en Tarragona. La primera, más pequeña, se organizó en junio.
Según explica Rosa Marsal, una de las organizadoras de la feria, vendrán expositoras de diferentes puntos de Valencia y Catalunya para exponer y vender sus creaciones. Se podrá ver, además, una selección de muñecas Blythe. Este otro tipo de muñecas se caracteriza por su gran cabeza en proporción al resto del cuerpo y por sus llamativos ojos, que se pueden abrir, cerrar y cambiar de dirección accionando una cuerda en la parte posterior de la cabeza.
Durante la feria se realizarán dos subastas en favor de la asociación Astafanias, que se dedica a apoyar a personas con trastorno del espectro autista.
De hecho, en algunos países se han usado estas muñecas para estimular el juego en personas con autismo y también en mayores con alzheimer.
Aunque se trata, en general, de un hobby de personas adultas, recientemente también se ha puesto de moda como regalo de comunión. No se trata, en todo caso, de objetos para jugar, sino de piezas de artesanía.
Desmitificando el hobby
Buena parte del interés que han despertado los muñecos tiene que ver con la implicación emocional de algunas dueñas que tratan a las criaturas de silicona como si fueran bebés reales. En este punto, Marsal explica que entre las aficionadas a este mundo «hay de todo», pero que, en general, se trata simplemente de un hobby como cualquier otro: «Nos tratan como si estuviéramos locas. Los hombres también coleccionan trenes, scalextrics, cochecitos... y no pasa nada», explica.
Llegada hace poco a este mundillo en que casi todo se mueve en las redes sociales, Marsal destaca que la elaboración de estos bebés es, sobre todo, un trabajo artesanal de muchas horas.
De hecho, se pueden comprar los kits diseñados por escultores donde vienen la cabeza y los miembros por separado para luego montarlos y pintarlos. «Cada cabello se coloca uno por uno con una aguja», ejemplifica. El cuerpo se rellena con bolitas de silicona, plástico o cristal que simulan el peso del bebé real.
La exposición del día 14 en el Moll de Costa será se 11 a 14 y de 16 a 20 horas.