TGN mantendrá las terrazas temporales si se respeta la «convivencia vecinal»

Esta medida, vigente desde marzo de 2020, implica que algunas calles sigan siendo peatonales, como por ejemplo, las del Cós del Bou, Fortuny o Governador González

24 noviembre 2021 17:10 | Actualizado a 25 noviembre 2021 06:22
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Los bares y restaurantes de Tarragona, que cuenten con autorizaciones temporales para poner terraza en la vía pública y que quieran mantenerla más allá del 1 de enero de 2022, deberán solicitar la petición antes del 30 de noviembre. Así pues, el Ayuntamiento de Tarragona apuesta por continuar con algunas calles cerradas al tráfico, siempre que se garantice la movilidad, la accesibilidad de la vía y la convivencia vecinal. Cabe recordar que, en un principio, el hecho de dejar que algunos establecimientos pudieran montar terraza en el exterior era una medida excepcional y provisional, con el objetivo de ayudar a tirar adelante a los bares y restaurantes durante las restricciones de la Covid. Finalmente, el gobierno municipal abre la puerta a que las terrazas puedan instalarse de forma permanente. La concejal de Domini Públic, Cinta Pastó, asegura que ahora se estudiará caso por caso las peticiones de los interesados.

El sector de la restauración ha sido uno de los más perjudicados por la pandemia. Primero cerró, y después abrió con restricciones. El Ayuntamiento decidió poner en marcha algunas medidas que garantizaban la supervivencia del colectivo. La primera fue perdonarles la tasa de ocupación de la vía pública, todavía vigente desde el mes de marzo de 2020. La segunda fue peatonalizar algunas calles, para poder autorizar temporalmente la terraza a los bares que lo desearan. La calle del Cós del Bou, la Fortuny, la Governador González o la Sant Pere del Serrallo, son algunas de las calles que se han convertido en peatonales durante unas horas. La iniciativa ha gustado al sector, pero no tanto a los vecinos, quienes se quejan de más ruido y de dificultades a la hora de acceder a la vivienda.

Sin embargo, el Ayuntamiento se ha puesto en contacto con los bares y restaurantes para ofrecerles la oportunidad de convertir la medida temporal en permanente. Los interesados tienen hasta el 30 de noviembre como fecha límite para formalizar la petición a través del trámite ordinario. «Todas las peticiones serán estudiadas caso por caso, y se autorizarán o denegarán en función de criterios de movilidad, de accesibilidad en la vía pública y convivencia vecinal, y siempre que se cumplan con las vigentes condiciones reguladoras de las autorizaciones de terrazas», dice la concejal de Domini Públic, Cinta Pastó, en la misiva enviada a los establecimientos.

«Los bares dan vida»

Por su parte, el presidente de la Associació d’Hostaleria de Tarragona Ciutat, Javier Escribano, aseguraba que esta medida ha servido para demostrar que algunas zonas y barrios vuelven a resurgir con las terrazas. «Las calles sin tráfico son más amables y todos ganamos. Los vecinos, la restauración y los comercios», asegura Escribano, quien destaca la importancia de «respetar las normativas para garantizar el descanso de los vecinos».

Una de las calles que más ha aprovechado la medida es la Governador González. En los últimos meses, han abierto algunos bares en el lugar y el ambiente, sobre todo los viernes y sábados, es festivo. Rocío Blanco abrió su negocio hace aproximadamente seis meses en esta calle y quiere seguir manteniendo la terraza. «Consideramos que no molestamos a nadie. Como mucho, cerramos a las once de la noche y somos los primeros en pedir a la clientela que no chille», explica Blanco, quien reivindica que «en cualquier ciudad, hay calles llenas de terrazas y no pasa nada».

«Tarragona, ciudad de bares»

Los representantes de los vecinos de la zona centro no opinan igual. «Tarragona se ha convertido en una ciudad de bares. Ni bibliotecas, ni tiendas, ni nada. Pero bares y terrazas los que quieras», asegura la portavoz de la Associació de Veïns Tarragona Centre, Eulàlia Lozano, quien añade que «pasar por depende que calles se convierte en misión imposible. Nos hemos quedado sin aceras, porque como algunas de las calles son tan estrechas, las utilizan para poner sillas». Además, la entidad vecinal se queja de «las vueltas que tenemos que dar» para ir al mercado o a descargar la compra a casa. Lozano se refiere a que algunas calles, como Fortuny o Governador González que, en algún tramo horario, el tráfico está cerrado. La asociación se manifiesta en contra de esta medida llevada a cabo desde la concejalía de Domini Público y argumenta que «todos los sectores lo han pasado mal con la pandemia, no solo la restauración». Lozano asegura que estos privilegios explicarían «la proliferación de bares en la ciudad».

Por otro lado, Pastó apunta que el Consistorio tiene la intención de volver a cobrar las tasas de ocupación de la vía pública a partir del mes de enero. «Hemos querido ir trimestre a trimestre, siempre valorando la evolución de la pandemia», explica la concejala.

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