Una fuga de nitrógeno y un pequeño incendio. Estas podrían ser dos de las causas que el pasado 14 de enero provocaron la explosión en la planta de Iqoxe que acabó con la vida de tres personas, dos de ellas trabajadoras de la fábrica y otra, vecina de Torreforta, que se encontraba a 2,5 kilómetros del polígono sur. Así lo indica el informe encargado por el Departament de Empresa de la Generalitat de Catalunya a la empresa alemana DNV, que fue presentado ayer en la comisión de estudio de la seguridad química del Parlament y que, pese a no ser taxativo, sí que plantea varios escenarios posibles sobre el motivo que originó el peor accidente de los últimos años.
A juicio de la compañía germana, la principal hipótesis de la explosión fue «la descomposición térmica del óxido de etileno por una formación de mezcla descomponible de óxido de etileno, junto a la creación de un punto caliente en el sistema de reactores». ¿Qué quiere decir esto? Básicamente, que por algún motivo se desequilibró el porcentaje de óxido de etileno y de nitrógeno en el depósito, creando «una formación de la mezcla descomponible de óxido de etileno», de forma que el óxido de etileno pasó a ser más del 50%, un hecho que junto a «la existencia de un punto caliente» provocó la reacción que originó el estallido, al superar los 450 grados.
¿Qué fue lo que provocó esta «mezcla descomponible»? A juicio de los expertos de DNV, se debió a una incidencia con el nivel de nitrógeno, que es el elemento que permite mantener el equilibrio con el óxido, siempre que su relación sea superior al 50% de nitrógeno. Así, los especialistas consideran que esa tarde-noche «hubo un fallo en el control de la presión del hidrógeno», o bien «una fuga externa» que «habría dejado ir una mezcla de nitrógeno y óxido de etileno, pero que sería reemplazada solo por óxido de etileno», lo que provocó que hubiera más de un 50% de óxido.
«Un pequeño incendio cerca»
Paralelamente, la investigación determina que la probabilidad más alta es que en un punto cercano se originara «un incendio, posiblemente solo uno de pequeño», que provocó el «punto caliente en las tuberías o en la pared del sistema del reactor en contacto con el óxido de etileno», lo que a su juicio es probable que fuera el desencadenante que «inició la descomposición». Esto derivó en una «gran liberación de energía que permitió que la reacción de la descomposición se propagara a lo largo de la fase gaseosa».
¿Por qué, sin embargo, no se detectó este pequeño incendio? Según el informe, en la zona donde se podría haber provocado «no hay detectores de humo», así como podría ser «no se activara el sistema de rociadores» o que «el personal de la sala de control no tuviera una visión clara desde su mesa de trabajo».
Por lo que se refiere a las barreras protectoras, el informe deja claro que la mayoría de las instaladas eran «inadecuadas», si bien también apunta que en el caso que se dio «no hay barreras preventivas conocidas que pudieran impedir que la descomposición térmica derive en una explosión». Finalmente, el documento también deja claro que la sala de control del reactor «no era un lugar seguro para trabajar».
Iqoxe lo «estudiará a fondo»
Industrias Químicas del Óxido de Etileno (Iqoxe) valoró «positivamente» el informe, ya que «debe contribuir a intentar averiguar el origen de la explosión que afectó al reactor de la planta de derivados». La empresa «estudiará a fondo» las conclusiones del trabajo, y confía que «se complementen con el informe independiente encargado al Institut Químic de Sarrià (IQS)» presentado el pasado mes de julio, que apuntaba a «una concatenación de circunstancias no detectables».
Asimismo, la firmó resaltó que, ayer, «el director general d’Energia, Seguretat Industrial i Seguretat Minera de la Generalitat de Catalunya, Manel Torrent, ha explicado que Iqoxe lo tenía todo en regla, ya que pasó con informe satisfactorio y sin ninguna salvedad el dictamen de seguridad que una empresa homologada por la administración realizó tan sólo 34 días antes del accidente».