Un taller para conocer las buenas ‘malas hierbas’

El Hort de la Sínia inició este sábado, 26 de enero, la programación de su 25 aniversario con un taller para aprender a identificar plantas silvestres

27 enero 2019 14:49 | Actualizado a 27 enero 2019 14:52
Se lee en minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Este año se cumplen 25 desde que Joan Vives decidiera dejar su trabajo para dedicarse a convertir la finca de sus padres, cerca de la desembocadura del Río Gaià, en un parque agroecológico y de educación ambiental.

Para conmemorar las bodas de plata han organizado una serie de actividades familiares que han bautizado como ‘Tastets de natura’ cada último sábado de mes. La idea, explica, es «poner nombre» a lo que nos rodea cuando salimos al medio natural más próximo, porque «es a partir del conocimiento cuando respetamos y queremos». 

Ni tan malas
Ayer era el turno de las plantas silvestres de invierno, «las grandes desconocidas de nuestra flora». Una hora de actividad se quedó corta para dar cabida a la curiosidad de los asistentes. Vieron, olieron, tocaron y en algunos casos hasta saborearon unas 15 plantas. Algunas, las más conocidas, sí que hubo quien pudo identificarlas; en el caso de otras, que suelen pasar más desapercibidas, nadie era capaz de reconocerlas por el nombre. 

Explica Vives que estas plantas, que crecen de manera espontánea y podemos encontrar a la orilla de cualquier camino, pueden tener un papel muy importante a la hora de evitar las plagas en los huertos y en los jardines. 

Sabiduría perdida
Lamentablemente, apunta, las generaciones actuales se han perdido esa sabiduría de abuelas y abuelos que sabían identificarlas y darles uso tanto en la cocina como en la solución de pequeños problemas de salud. 

Entre las plantas que redescubrieron ayer se encuentran, por ejemplo, las ortigas, una planta con propiedades diuréticas y depurativas que se usa para hacer cremas, infusiones, en tortilla... «Tiene muchos minerales y en el huerto funciona como un insecticida natural», explica. 

Se ocuparon también de las malvas, útiles en los resfriados. Cuenta que las hojas se pueden comer como verduras y las flores en ensaladas... O el caso de la achicoria, cuyas hojas también pueden comerse en ensalada y cuya raíz, tostada, sirve para elaborar un sucedáneo del café. 

De hecho, relata, en el huerto forman parte de un proyecto de cultivo de plantas silvestres en colaboración con algunos restaurantes que las están utilizando en sus platos. Aquí también hacen talleres de cocina para saber cómo comerlas, tanto en el caso de las plantas de invierno como las de verano. 

Pero, más allá de estos usos directos, explica que estas hierbas discretas son muy útiles para predecir el estado y la calidad del terreno donde se encuentran: si hay humedad, si hay materia orgánica o si está compactado. 

La próxima actividad, en febrero, estará dedicada a reconocer a los pájaros del entorno. «Notamos mucha desconexión entre el mundo urbano y el rural. Necesitamos crear este vínculo, saber que la naturaleza no es sólo un paisaje o el sitio por donde paseamos. Poner nombre a las plantas, a la fauna, es necesario», defiende Vives.

Comentarios
Multimedia Diari