Begoña Floria: 'En política nos toca tener la piel más dura que los hombres'

La ciudad de Tarragona tiene un 44% de concejalas, una de ellas es Begoña Floria. Asegura que a las políticas se las juzga más duramente

19 mayo 2017 15:29 | Actualizado a 19 mayo 2017 15:29
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Mujer fuerte del gobierno del alcalde de Tarragona, Josep Félix Ballesteros, Begoña Floria (Tarragona, 1969) es concejala de Festes, Patrimoni Històric, Seguretat Ciutadana i Protecció Civil y portavoz del grupo municipal del PSC desde 2007 y suele ser quien da la cara ante los medios de comunicación en momentos críticos.

En la actual composición del Ayuntamiento de Tarragona (131.000 habitantes) hay 12 concejalas y 15 concejales. Las mujeres representan el 44%.

Cuenta Floria que su interés por la política comenzó con el periodismo. En 2003, después de trabajar durante años como reportera, se decidió a entrar «en el cuarto de máquinas», primero en el área de comunicación y después en el equipo de Ballesteros, que le llamó para sus listas en 2007. «Si quieres que las cosas cambien tienes que ser parte activa, por eso decidí dar el paso», recuerda.

Crítica ‘feroz’

Si se le pregunta por qué cree que no hay más mujeres decididas a entrar en política, considera que una de las razones clave es que la política las coloca en un espacio más visible y atacable. «Y lamentablemente a las mujeres nos atacan por lo personal. En política nos toca tener una piel mucho mas dura que los hombres y una capacidad de aislarnos de las dinámicas de la crítica destructiva, porque la crítica contra las mujeres suele ser mas feroz», lamenta.

Acto seguido pone el ejemplo de los ataques machistas a los que con frecuencia son sometidas las representantes de la CUP en las redes sociales. Más tarde también nos enviaría, como muestra, un meme donde se burlan del peso de Susana Díaz. Un ejemplo más de machismo contra las políticas, apunta.

En su caso, cuenta que «se han metido conmigo por mi manera de vestir, por si adelgazo, por si engordo... ¿Cuántas veces ha visto que pase lo mismo con un político hombre?», se pregunta.

Además, asegura, a la mujer se le presuponen algunos rasgos. Destaca, por ejemplo, que la ambición política en los hombres se alaba como algo positivo, pero «cuando se trata de las mujeres la misma palabra ya tiene una connotación negativa».

Cree, igual que el resto de entrevistadas, que a las mujeres, cuando asumen un cargo les toca doblemente demostrar su valía. «A otros compañeros se le han perdonado muchas cosas más que a mí. El mismo error, en mi caso, ha tenido mucho más castigo».

El reto de conciliar

Otra razón de peso que aleja a las mujeres de la política es, reflexiona, las dificultades para conciliar la vida laboral y personal. «Los horarios son terribles, comienzas muy pronto y acabas muy tarde. Además hay actos por las noches, los fines de semana... Es muy complicado generar espacios para la conciliación».

Respecto a la ley de cuotas que obliga a los partidos a llevar mujeres en sus listas electorales, cree que «sin las cuotas no estaríamos donde estamos. Hemos vivido elecciones al parlamento español que han terminado en que todos los diputados por Tarragona son hombres... Y mire la foto de la composición de la Diputació de Tarragona, fue tremenda». (Buscamos el dato: entre 27 diputados solo hay dos mujeres).

La oportunidad pendiente

Además, apunta, «si no estás allí no aprendes», es decir, si las mujeres no tienen la oportunidad de entrar en las listas no pueden adquirir la experiencia que necesitan para tener más aspiraciones.

Relata que, a pesar de todo, su trabajo le compensa. «Este ámbito no es muy distinto de otros en que tenemos que andar rompiendo techos de cristal continuamente, pero me siento orgullosa de que mis hijas puedan tener mejores oportunidades en la vida y eso se hace desde la política, porque es allí donde se toman las decisiones».

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