'Pensé que podría ser divertido dejar suelto al asesino por Tarragona'

Entrevista con Juan Cadavid, Escritor

19 mayo 2017 18:38 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:09
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- Hábleme un poco de sus orígenes, ¿de dónde nació su interés por la novela?

- Pues mi pasión por la lectura vino incluso de antes de que aprendiera yo a leer. Cuando tenía 4 o 5 años, mi familia estaba impresionada. Yo miraba un libro y los volvía locos pidiéndoles que me lo leyeran. Entonces un día mi padre me cogió y me dijo «¿Tú estás loco por leer? Yo te enseño», y aprendí muy rápido. Fue a los 10 años cuando me leí mi primer libro completo, Las aventuras de Tintín. Después de ser lector, es cuando quise ser escritor.

- Y fue a los quince años cuando empezó, de alguna manera, su vida como escritor, ¿verdad?

- Sí, bueno, esto era un concurso de escritura en mi pueblo, Santander de Quilichao. El concurso era sobre Agustín Fernández de Nabia, un personaje que no tenía mucha relevancia histórica, pero como participó en la revolución y vivió en la zona, las escuelas de la provincia decidieron rescatar un poco su memoria.

- Su primer libro, ‘El fantasma de Jokkmokk’, trata sobre los vikingos, ¿que le ata a ellos?

- No sé, me gustaban de niño. Claro, en los cereales vendían los muñequitos de los vikingos y ahí se me empezó a meter el tema. La parte lúdica, junto a las vivencias de la adolescencia, es muy importante en el mundo de la novela. Luego cuando fui más mayor viajé a Suecia, me enamoré de la temática e investigué muchísimo sobre ellos en las bibliotecas y museos del país. 

- Y hace poco publicó ‘El envenenador de Tarragona’, ¿porque escogió nuestra ciudad para la novela?

- Esto fue cuando vine a la provincia hará ya unos 16 años. Entonces realicé una visita a Tarragona y me quedé maravillado por sus esculturas, su arquitectura, la Rambla, el Anfiteatro, etc... Fue la primera ciudad que visite de España. Además, que fue la primera que fundó Roma en Hispania. Y ya cuando estaba viviendo en Torredembarra, y estaba escribiendo, se me ocurrió hacerle un guiño a la gente de Tarragona. Pensé que sería divertido que el asesino se moviera por la ciudad.

- Ahora mismo está usted escribiendo su ultimo libro, ¿como se titulará?

- Bueno la novela ya esta escrita, tan solo falta repasarla y corregirla, y el título será Bolívar de Quilichao y el enigma de la espada. Eso si no le cambio el nombre. Bolívar por Simón Bolívar, y Quilichao parque fue el pueblo donde yo pasé mi adolescencia.

- ¿Será entonces una novela histórica?

- No del todo, sí que tendrá matices de historia, pero la acción se sitúa a mediados de los 70. 

- ¿Cúal será el hilo que conectará los 70 con Simón Bolívar?

- Pues mira, es todo muy divertido: en el año 1821, Simón Bolívar, que liberó 5 repúblicas en Sudamérica, pasó por mi pueblo varias veces con toda su caballería e infantería para ir a Ecuador. En su último recorrido por la hacienda, le regaló al dueño su espada en gratitud a su ayuda en la guerra. Termina la historia de 1821 y nos vamos a 1977, donde unos hombre están buscando la espada por misteriosas razones. Entonces muchas de las cosas que pasaron en mi pueblo cuando yo era pequeño las he metido en mi nueva novela.

- ¿Puede decirnos una de esas experiencias?

- Pues mira recuerdo que cuando era niño, en una representación de la pasión de Cristo que tuvo lugar en mi pueblo, el látigo con el que le iban a pegar al actor era de mentira, pero alguien lo cambio, entonces cuando se hizo la escena, al actor le dieron con uno de verdad. Entonces esa, digamos anécdota, yo la enmarco dentro de la novela como una acción por parte de los conspiradores para interrogar al actor y así poder averiguar donde esta oculta la espada.

- Actualmente existe una especie de «guerra» entre los escritores y la compañía Google, que está digital izando documentos y libros sin pedir siquiera permiso a los escritores, ¿cuál es su postura en este conflicto?

- Pues mira esto yo no lo sabía. Pero en lo que respecta a mí no me importa que digitalicen mis obras. En el fondo lo que están haciendo es pura publicidad con las digitalizaciones. Mientras sea gratis a mi no me importa, pero en el momento que la empresa decida hacer dinero a mi costa, tomaré cartas en el asunto.

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