Una bacanal artesana

El bar El Cortijo de Tarragona celebra la fiesta del vino natural con platos caseros de acompañamiento

19 mayo 2017 15:25 | Actualizado a 23 mayo 2017 10:22
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Los amantes del vino natural tienen este domingo una nueva cita con la Bacanal del Vi, en Tarragona. Se cumplen ocho años desde que los viticultores Joan Ramon Escoda, del celler Escoda-Sanahuja y Laureano Serres, del celler Mendall, propusieran a los hermanos Masegosa del Bar Cortijo celebrar un evento gastronómico para dar a conocer estos vinos, bastante desconocidos por aquel entonces, a la vez que se inyectaba vida a la parte baja de la ciudad, habitualmente carente de festejos.

Esta edición, la octava, reúne a 17 pequeños productores de toda Catalunya, Valencia y Andalucía. Además, por primera vez y para todos aquellos que ‘pasan’ del vino, habrá cerveza artesana, que no está reñida con la bebida de baco, pues se ha elaborado con mosto de uva de la mano de Mariano Taberner, el ‘alquimista’ de Requena. En la cata también se degustarán los tradicionales platos del establecimiento, caracterizado por su cocina casera.

Santos Masegosa, el cocinero de El Cortijo y principal valedor de estos vinos, explica que la Bacanal «es una forma de reivindicar la elaboración del vino de forma natural, con la menos intervención química posible y que el público pueda conocer directamente a la persona que hace el producto para que sepa de primera mano qué está consumiendo».

El vino natural es el resultado de un trabajo en la viña de forma sostenible, ecológica y biodinámica laborando la tierra de forma respetuosa con el medio ambiente. Los productores artesanos llevan a cabo todo el proceso: trabajan la tierra, recogen la uva, elaboran el vino, embotellan y lo venden directamente. Es el procedimiento contrario al que tiene lugar en las grandes empresas vitivinícolas, caracterizadas por producir miles y miles de botellas. Curiosamente, estos pequeños productores encuentran su mercado fuera de Catalunya y España, principalmente en Estados Unidos, Alemania, Japón y norte de Europa. En Francia e Italia existe una gran tradición de este tipo de viticultura.

El Cortijo se implicó ya hace casi una década en su implantación. «No fue fácil introducir al cliente estos vinos porque los sabores son más primitivos. Sobre todo a la gente mayor les recuerda a los sabores de antes. El problema es que no tienen nada que ver con los industrializados. La gran diferencia es que no contienen sulfurosos ni levaduras añadidas. Entonces, por este motivo, las añadas no son nunca iguales. Por ello nosotros invitamos a todo el mundo a venir a probarlos y a descubrirlos», cuenta Santos. Con su labor, esta tasca se ha convertido en referencia de los vinos naturales en la ciudad de Tarragona.

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