Vilafortuny: Castillos de sol

Los entretenimientos de esta playa reinan en la arena como los más variados. Ir a la playa se ha convertido en toda una experiencia

24 julio 2017 08:51 | Actualizado a 24 julio 2017 09:22
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Un día menos caluroso y con un entorno algo nublado tampoco desagrada a turistas y autóctonos. Así ha amanecido durante parte de esta semana la playa de Vilafortuny. Según muchos visitantes, «un espacio donde poder descansar y donde incluso es agradable encontrarte caras conocidas». La frase de la zaragozana María López tiene mucha importancia. Y es que desde bien pequeña venía a veranear con sus padres al apartamento que tienen cerca, y son recuerdos que no se olvidan. La joven ha acudido a la playa junto a su pareja Guillem Cavero e intentan aprovechar el tiempo libre que les queda para disfrutar del ambiente.

«Cuando venimos, siempre estamos haciendo alguna actividad. Si no nos bañamos, aprovechamos para traernos las palas y hacer algunos toques. Aquí se puede jugar, no está tan masificado como en Cambrils o Salou», explican. Y tienen razón, hay espacio suficiente como para poder jugar al balón o disfrutar del chiringuito, hay espacio para poder pasear e ir en bicicleta e incluso hacer grandes castillos bajo el sol.

La tranquilidad y el espacio son los principales reclamos de la playa de la zona

 

De hecho, es frecuente encontrarlos endurecidos por el vaivén de la olas. «¡Corre que nos atrapa!», gritan unos niños a otros, momentos antes de zambullirse en el agua. El juego de la petanca es también una práctica que se concentra en la zona arbolada que se encuentra delante de la playa. «Nosotros venimos de un pueblo cercano a París y estaremos dos semanas veraneando en una casa que tenemos por aquí», relata una turista francesa mientras juega con sus familiares. 

El juego de la petanca es también una práctica que se concentra en la zona arbolada de delante de la playa


Las actividades no cesan en la zona y tampoco las historias curiosas. Ésta la explica Noemí Sorrius, del longevo Chiringuito Vilafortuny: «Recuerdo que una vez nos entraron a robar para conseguir una botella de vino de un par o tres de euros, ¡y así podríamos escribir un libro! La verdad es que estamos muy contentos de recibir a gente muy variada, que te hace aprender y pasar un buen rato. En eso se basa nuestro trabajo». 


Los comentarios críticos también se hacen un sitio entre los bañistas. «Aunque es la primera vez que venimos a esta playa, la hemos encontrado tal vez un poco sucia», asegura Ana Claramunt, quien dice venir de Vitoria a descubrir nuevos rincones.  Junto a su amiga, se han escapado a ver qué tal el ambiente y se quedarán unos días más.

 
Lecturas y petanca
La periodicidad con la que ir a la playa es un factor importante que repercutirá en las tareas que se realizarán. María Jesús Delso, de Zaragoza, lo tiene muy claro. Ya son más de 10 años veraneando en la zona: «Yo estando un ratito durante el mediodía, ya estoy contenta. Mucho tiempo, tampoco». Lleva una especie de visera y tiene desplegado un periódico. «Hoy es uno de esos días en el que uno puede leer sin cegarse. Estos días ha estado nublado y también se tiene que aprovechar el tiempo», dice convencida. Mientras tanto, su marido Joaquín observa el horizonte mientras el agua le toca los pies. 

Los comentarios críticos también se hacen sitio entre los bañistas y repercuten en las condiciones en las que se mantiene la playa.  


Más arrimado a la orilla se encuentra el reusense Ferran Esteve. Hace unos años compró una casa para vivir todo el año. «Se puede disfrutar de la playa durante todas las estaciones. Tienes otra perspectiva y puedo decir que conozco muy bien la zona y la he visto crecer también», resume Esteve. 

Un chiringuito con historia y mucha solera

«El Chiringuito Vilafortuny se remonta a 1962. Es de los más antiguos de la zona y, desde pequeña, he aprendido mirando cómo lo llevaban mis padres. De hecho, tuvieron tres», comienza explicando la tarraconense Noemí Sorrius, quien después de jubilarse sus padres, decidió tomar el mando de dicho negocio. Sus otros dos hermanos también lo hicieron con los otros y están bastante cerca: Blaumarí (Vilafortuny) e Ipanema (Cambrils). A pesar de que están especializados en cocina marinera, tapas, bocadillos y platos combinados, la receta que más triunfa es la de la paella.

«Con eso siempre repiten. Suponemos que el secreto está en hacer el sofrito de forma casera», reconoce Sorrius risueña. Otras elaboraciones que los caracterizan son también los generosos platos de fideuá, sardina y sepia a la plancha. Unos de las factores que más recalca la tarraconense sobre el tipo de clientela que acude a su negocio, es que «muchos de nuestros clientes me han visto crecer y hay confianza. Es todo muy familiar». Los turistas entre semana también visitan el lugar, «aun así, la crisis también la hemos notado».

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