El Centre Tecnològic de la Química, tras la esencia de nuevos perfumes

La cosmética se ha convertido en una importante línea de investigación para este centro que busca una nueva especialización en el ámbito de la química

19 mayo 2017 23:08 | Actualizado a 22 mayo 2017 21:18
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La química se encuentra detrás de los sectores más variopintos, y aunque en nuestro territorio básicamente la asociamos a factorías, en los centros de investigación se estudia de una forma mucho más amplia. Prueba de ello está en los laboratorios del Centre Tecnològic de la Química (CTQ), que ha encontrado en la cosmética un nicho de especialización con un largo recorrido.

Uno de los primeros proyectos en este campo fue con la firma torrense Mystar. Esta compañía, con una trayectoria de más de 30 años en la fabricación de ceras depilatorias, encontró en el centro la fórmula para producir su propia materia prima. De este encargo hace ya unos tres años, y representó el inicio de una especialización que ahora les ha permitido trabajar con algunas de las principales perfumeras a nivel mundial.

Lo hacen a través de la multinacional IFF, con sede en Benicarló, y que tiene su principal centro de I+D en Nueva Jersey.

En el centro estadounidense se hacen los análisis cromatográficos de las plantas para obtener su composición. Y a partir de este análisis, el CTQ recibe el encargo para obtener las moléculas de síntesis, que luego se utilizaran en las nuevas esencias.

«Cada vez más la perfumería busca nuevas fragancias que sean distintas. Y esto implica sintetizar un intermedio que después, en Benicarló van a transformar en el producto adecuado», describe Carmen Claver, responsable de esta línea de investigación.

Estas moléculas que diseñan en el centro tarraconense tienen un olor penetrante, muy específico, que después constituirá la esencia de los futuros frascos. De hecho, éstas representan la clave a partir de la cual los perfumeros, con una nariz muy entrenada, discernirán entre las moléculas solicitadas y realizarán la mezcla que finalmente va a comercializarse.

Sin embargo, esta última etapa del proceso ya se realiza en las instalaciones de IFF en Benicarló. Un centro que en su cartera de clientes tiene a marcas como Calvin Klein o Burberry.

La experiencia y el nivel de conocimiento del centro tecnológico en síntesis y catálisis ha supuesto la clave para poder establecer alianzas de este carácter. Además, Carmen Claver pone en valor que es una actividad que «fundamentalmente nos pide I+D».

Y a partir de esta colaboración ya ha surgido una tesis doctoral financiada por la compañía, que además tendrá una patente que ya está en fase de preparación. Carmen Claver, precisamente, pone en valor este aspecto: «La cosmética no representa la principal actividad del centro, pero está empezando a representar un volumen importante de la inversión y, lo que es más importante, nos permite obtener tesis doctorales y patentes».

Y es que la de IFF no es la única investigación que está dando sus resultados. El CTQ tiene una segunda patente, junto con Bel Cosmetic, que está subvencionada por la Agència de Gestió d’Ajuts Universitaris i Recerca (Agaur).

La directora de esta área destaca que, a partir de estas colaboraciones «estamos empezando a consolidarnos en este campo. Cada vez se nos piden más cosas». Aunque el Centre Tecnològic de la Química nació muy vinculado a la petroquímica, y a la necesidad de dar respuesta a las necesidades de este sector, los proyectos relacionados con la cosmética suponen unos ingresos anuales por valor de 200.000 euros.

En total son una docena de investigadores que de forma directa trabajan en esta área de actividad, que bebe además de las colaboraciones con la URV y, en concreto, del CEICS.

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