Gran Palas apuesta por el turismo de experiencia

El hotel de La Pineda refuerza su apuesta por el turismo de calidad, poniendo especial atención en la oferta gastronómica. La tercera generación de la familia, ante el nuevo reto

19 mayo 2017 17:50 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:25
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Tras el auge que supuso el turismo ruso con su posterior declive, el hotel Gran Palas de La Pineda inicia una nueva etapa. Lo hace apostando por el turismo de experiencias, con la voluntad de otorgar un papel protagonista a la gastronomía.

Indaleci Salas nieto tendrá un papel destacado en este proyecto. Desde su responsabilidad en el área de marketing y comunicación, asegura que «estamos hablando de una nueva filosofía, una nueva gestión y un nuevo enfoque focalizado en la atención personalizada al cliente». «El hotel estaba más ligado al concepto vacacional, mientras que debemos recuperar el trato más directo, como se hacía antiguamente», reconoce.

Uno de los principales objetivos pasa por fidelizar al cliente, y la Costa Daurada tiene una arma imbatible en este sentido: la gastronomía. Por ello, Indaleci Salas quiere poner en valor su background como empresario en el ámbito de la restauración, para potenciar este eje.

La oferta de restaurante, carta, bufete y teppanyaki, se ampliará con un gastrobar que se está acabando de construir. El Lotus no quedará indiferente a estos cambios y, además de coctelería, quiere convertirse en un referente en tapas.

La zona de piscinas también tendrá su snack bar, mientras que en el interior del restaurante ya se está pensando en sacarle más provecho al teppanyaki, que ahora tan solo funciona los fines de semana. Incluso se plantea la posibilidad de ofrecer cursos de cocina.

¿Una estrella Michelin?

El Gran Palas quiere empezar con esta nueva línea antes de Navidad, coincidiendo con las cenas de empresa. Y su extensión será progresiva para iniciar la próxima temporada de verano con la nueva línea.

Aunque tan solo hace dos meses desde su incorporación en este proyecto, Indaleci Salas se muestre ambicioso. «Incluso, porque no, podríamos buscar una estrella Michelin. Sería un buen objetivo», declara. Y es que, otro de los retos que se ha fijado pasa por abrir esta oferta de restauración también a la gente del territorio. «Que nos vengan clientes de la Costa Daurada es un valor añadido que debemos potenciar», asegura el responsable de comunicación y marketing de Gran Palas.

Este restyling del establecimiento llega cuando hace siete años desde su inauguración. Con 102 habitaciones, es el único hotel de cinco estrellas en este ámbito de la Costa Daurada. Esto hizo que los rusos se fijaran en él, llegando a suponer el 80% de la clientela en los años buenos. Ahora, siguen ocupando un porcentaje importante de aproximadamente el 50%, siendo el turismo nacional y el francés aquel que ha registrado un incremento más significativo en los últimos años. Este cambio es una de las causas que ha motivado el nuevo rumbo. «El trato que exige este turismo es diferente», sentencia.

Más convenciones y bienestar

Las reformas que se están haciendo en el hotel, para iniciar esta nueva etapa supondrán una inversión de unos 300.000 euros. La compañía asegura que los resultados empezarán a verse a partir de la temporada 2017-2018. Y esto pasa por reforzar también los otros dos ejes de actividad, como son los congresos y convenciones, además del spa y bienestar.

En el caso de los eventos de carácter empresarial, se buscará habilitar las instalaciones para que, más allá de la sala de conferencias con capacidad de cien personas, el hotel se convierta en un referente como training center. Una función que ya viene desarrollando, con encuentros básicamente del sector químico, del automóvil o en el ámbito de la salud, pero que a corto plazo quiere potenciar.

Por otro lado, Salas cree que hay que relanzar las instalaciones de cuidado y bienestar de la persona. Una de las opciones que se está considerando pasa por vincular el hotel con un centro médico.

Con todo, tres nichos de actividad que Gran Palas quiere envolver de forma que «cada cliente lo viva como una experiencia, con su rincón, su espacio y sus cinco sentidos».

Cuando el pico de la temporada turística ya ha quedado atrás, este establecimiento mantiene aún una plantilla de 50 personas, a las que hay que sumar el personal externo. El Palas es uno de los pocos establecimientos que permanece abierto durante todo el año, un periodo que en cierta manera también dedica a la puesta a punto de unas instalaciones que en verano generarán hasta 80 empleos.

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