Las huelgas complican la operación salida de verano

Empiezan las vacaciones de agosto y con ellas, los paros en los servicios de muchos transportes, que dificultan y ponen en peligro los planes de muchos ciudadanos

01 agosto 2019 06:50 | Actualizado a 01 agosto 2019 07:29
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«Cada verano es el mismo cuento. Si no son los pilotos, son los controladores aéreos, y si no, el personal de tierra de alguna aerolínea. Y si no, los vigilantes, o los de la limpieza, o los taxistas… Siempre hay algún colectivo que decide hacer huelga durante estos días y cogernos a los ciudadanos como rehenes. Y, ojo, no digo que sus reivindicaciones no sean justas ni que no tengan derecho a ponerse en huelga, pero lo que sí es del todo injusto es que seamos los demás ciudadanos, que trabajamos tanto o más que ellos durante el año y ahorramos para poder hacer un viaje en verano con la familia, los que paguemos siempre los platos rotos».

Quien con tanta indignación se expresa es Juan Antonio, que esgrime cuatro billetes –el suyo, el de su mujer y el de sus dos hijas, de 13 y 17 años– para volar de Barcelona a Roma el día 10 de agosto. Es un día después del inicio de la huelga indefinida anunciada por los vigilantes de seguridad del aeropuerto de El Prat, que reclaman mejoras salariales y laborales. Su temor tiene fundamento; se da la circunstancia de que hace dos años estos mismos vigilantes provocaron un caos enorme en el aeropuerto de Barcelona.

«Tenemos mucha ilusión puesta en este viaje. Nos hemos informado mucho sobre qué ver en Roma; tenemos, además de los billetes, reservado y pagado el apartamento en el que nos quedaremos. Si no vamos, perderemos nuestro dinero. No es justo que tengamos que pasar estos nervios. Y menos aún que estas huelgas sean la canción de cada verano», dice Juan Antonio.

No le falta razón. Viajar en los meses de verano se ha convertido en toda una odisea. Sobre todo, hacerlo en los días álgidos de movimiento de pasajeros. Y es que a la anunciada huelga de vigilantes del aeropuerto se puede unir una segunda convocatoria de paro del personal de tierra de Iberia, que ya dejó el pasado fin de semana a cientos de pasajeros en tierra o con sus vuelos retrasados –se cancelaron 143 vuelos, 62 el sábado y 81 el domingo–, una situación caótica que acabó de empeorar con el aguacero que paralizó durante una hora el aeropuerto de El Prat.

De hecho, el comité de empresa de Iberia Barcelona ya ha anunciado que convocará nuevas movilizaciones en el Aeropuerto «en el caso de que no haya intención por parte de la empresa de negociar», y pone como límite mañana viernes para registrar una nueva convocatoria de huelga.

En tren, más complicado

Pero las cosas no se antojan más sencillas para quienes pensaban viajar en tren. De hecho, Renfe ha cancelado 1.152 trenes (477 de media distancia, 230 de AVE y larga distancia y 445 de mercancías) debido a los cuatro días de paros convocados por CGT para ayer, el 14 de agosto, el 30 de agosto y el 1 de septiembre, según los servicios mínimos decretados por el Ministerio de Fomento, de un 75% como máximo en las horas punta de Cercanías y del 50% para las horas valle.

Las reivindicaciones de los trabajadores para ir a la huelga son un aumento de la tasa de reposición, que se acabe con la externalización de los servicios y un impulso a la promoción interna y a la conciliación. Se trata del segundo paro convocado por los sindicatos de Renfe en lo que llevamos de verano, ya que el pasado 15 de julio también hubo huelga coincidiendo con la operación salida, con casi 320 trenes cancelados con el paro promovido por el sindicato CC OO.

Los sindicatos tildan los servicios mínimos de «desmedidos, pero por parte del Ministerio explican que el porcentaje de servicios mínimos se basa en el hecho de que los paros se han convocado en unos días de «excepcional movimiento de viajeros». «Coinciden la movilidad propia de días laborales con la operación salida y retorno vacacional, y con el inicio del puente del 15 de agosto, afectando, por tanto, a todos los tipos de trenes», argumenta Fomento.

Por tanto, asegura que sin estos servicios mínimos, el ejercicio del derecho a la huelga «originaría un daño superior e innecesario para los ciudadanos», además de alertar del colapso de las carreteras de acceso a las grandes capitales en caso de restringir el servicio de Cercanías o el perjuicio que se causaría al «excepcional» número de viajeros que ha reservado «con gran antelación» billetes para estas fechas.

Aun así, Renfe canceló ayer la circulación de 707 trenes de viajeros debido a los paros convocados por el sindicato CGT coincidiendo con uno de los días clave en la operación salida de verano de los españoles por vacaciones.

Y como siempre ocurre, volvió a haber guerra de cifras. Mientras que los convocantes cifraron en más del 85% el seguimiento de la huelga, la compañía lo situó en el 2,9%, sin tener en cuenta los empleados que no estaban afectados por los servicios mínimos. Así, Renfe señaló que un total de 119 trabajadores secundaron la huelga de los 4.091 que podían hacerlo por no estar en esos servicios mínimos ni de vacaciones.

«He llegado tarde al trabajo»

Ian fue uno de los afectados por la huelga de Renfe de ayer. De hecho, la protesta provocó que llegara tarde a su trabajo. Tenía que coger su tren Regional desde Móra la Nova a las ocho y veinte de la mañana, pero por la suspensión de algún convoy su tren no llegó hasta pasadas las ocho y media. «Yo estaba al tanto de que había convocada una jornada de huelga para hoy (por ayer), y por eso fui antes de lo habitual a la estación, pero tuve que esperar allí más tiempo del normal», dice el joven. «Luego el tren –añade– pasó de largo por algunas de las estaciones en las que normalmente se detiene, pero eso no impidió que yo llegara tarde a mi trabajo en Tarragona. Afortunadamente, mis jefes son comprensivos y no me regañaron, pero me sentó mal».

50 evacuados por avería

Los usuarios del Ebre de Cercanías sufrieron, además de la jornada de la huelga, otro incidente, al tener que ser una cincuentena de pasajeros evacuados después de que hubieran quedado atrapados en un tren que se averió entre el núcleo de Campredó y la estación de La Aldea. Los pasajeros fueron socorridos por Bomberos y Protecció Civil, al tratarse de una evacuación compleja.

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