Una segunda vida para los residuos que generamos

El manual del buen uso de la economía circular implica reciclar, compartir, reutilizar, reparar y renovar un producto para crear valor añadido

28 noviembre 2020 08:00 | Actualizado a 28 noviembre 2020 11:52
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Hace tiempo que los expertos claman saltar de la economía lineal a la circular como única forma para intentar frenar el cambio climático y apostar por un mundo más sostenible. Y es que los números hablan por sí solos: tan sólo Europa genera 2.538 millones de toneladas de residuos (4.968 kilos por persona, según Eurostat). De ellos, el 45,7% acaba en vertederos y sólo el 37,8 % se recicla.

Un sistema reciclaje que establece un ciclo circular de los residuos para evitar el despilfarro de los recursos naturales, que busca ir a la raíz del problema para ofrecer soluciones viables, que apuesta por reutilizar materiales cuando su vida útil se agote, realizando este proceso de recuperación y reciclaje de la manera más respetuosa con el medio ambiente. Esta es la base del modelo de gestión de la economía circular y está más vivo que nunca en un planeta ahogado por nuestra huella ecológica, la contaminación y la crisis climática.

Ejemplos de éxito

Este modelo implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende. Así, uno de sus objetivos principales es mantener el valor de los productos, materiales y recursos en la economía el mayor tiempo posible.

Algunas empresas no han dudado en adaptarlo, como las españolas Camper o Ecoalf que fabrican zapatos o ropa a partir de residuos, o TonerPave, un proyecto australiano que recoge de cartuchos de impresora para hacer carreteras con ellos o la sueca Ikea que recupera muebles antiguos para crear nuevos modelos utilizando, además, energía eléctrica sostenible.

En el Ebre, la empresa Nespresso, que utiliza un sistema de reciclaje propio de sus cápsulas usadas (mediante puntos de recogida) para aprovechar el poso de café separándolo del aluminio, elabora un compost agrario con los restos del café que se utiliza para cultivar arroz en los campos del Delta de l’Ebre, a través de la Cambra Arrossera del Montsià. Luego, Nespresso dona toneladas de este arroz para que se reparta entre los diferentes Bancos de Alimentos de todo el territorio español, con su proyecto ‘Arroz solidario’.

Comentarios
Multimedia Diari