'Vine a hacer el Camino de Santiago'

El padre Welka lleva en Tarragona desde el año 2010. Está a cargo de cuatro parroquias pertenecientes al Arzobispado de Tarragona pero que se ubican en la 'frontera' entre Tarragona y Lleida, como Guimerà. Habla catalán a la perfección. Es sacerdote desde el año 2000

19 mayo 2017 17:45 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:30
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– ¿Cómo llegó a Tarragona?
– En coche (suelta una carcajada)... En serio... Quería hacer el Camino de Santiago y un amigo mío, que había estudiado en Pamplona, me sugirió que, si iba un par de meses a España, viniese a trabajar. Además quería aprender castellano para poder dar misa en el Camino.

– Existían ofertas para desarrollar su labor en el Arzobispado de Tarragona.
– Mi obispo en Polonia nos anunció hace un par de años que el Arzobispado de Tarragona invitaba a los sacerdotes polacos a trabajar aquí porque faltaban vocaciones nuevas.

– Y vino aquí. ¿Ha hecho ya el Camino de Santiago?
– No tenía tiempo en 2010 para ir a Santiago. Cada año hago diferentes rutas durante una semanita.

– ¿Qué pensó su familia cuando optó por venir a Tarragona?
– Fue una sorpresa en el sentido positivo. Aceptaron mi decisión. Les expliqué que soy sacerdote de la Iglesia, no de un país en concreto.

– ¿Añora a su familia?
– Mi vida siempre es en soledad. Además les veo alguna vez al año. Les echo de menos. Pero si estuviera allí tampoco los vería cada día.

– Lleva usted cuatro parroquias.
– Sí. También el balneario de Vallfogona de Riucorb y algunas ermitas. Al principio te ofrecen parroquias pequeñas para que puedas aprender la lengua, las tradiciones, la realidad local... El primer paso son las parroquias pequeñas.

– Para que se fogueen.
– Sí, sí.

– ¿Qué tal con la gente?
– Es muy abierta. Me han ayudado mucho para aprender catalán. Los pueblos son muy diferentes de la zona de costa. La gente es muy tranquila. Tiene más conexión con Lleida.

– ¿Hay cosas en común con su Polonia natal?
– Sí, tenemos la misma hora. E históricamente se consideraba que Europa estaba entre Alemania y Francia. A España y Polonia las dejaban fuera (ríe).

– ¿Y alguna diferencia?
– La primera, que en Polonia no hay siesta. También la comida. Allí siempre de primer plato, una sopa. Aquí, ensalada o macarrones. El ritmo del día es diferente. Pero hay más cosas parecidas que diferentes.

– Un ritmo y una forma de vida distintas.
– Es la Vall del Corb: Ciutadilla, Vallfogona, Passanant... La gente es de la Vall del Corb. Es su país. Se nota mucho.

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