Opinión

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Tenemos dos expresiones muy utilizadas para comentar un cese: «cabeza de turco» y «chivo expiatorio». Lo del turco viene de que los cruzados, cuando mataban a un turco, separaban su cabeza y la exhibían. Lo del chivo es más antiguo. Los israelitas llevaban al sacerdote dos machos de cabra y echaban suertes. Uno era degollado y al otro se le mandaba al desierto con la supuesta carga de los pecados que debían expiarse.

En el caso que preside la actualidad de estos días, el turco, o la cabra, es Paz Esteban, directora del CNI, en el que trabajan 3.000 personas. Por ella pasó la orden de espiar a muchos independentistas, de quienes dijo el ministro Margallo que vagarían por el espacio, y han conseguido que sea su espía la que vague por el desierto.

Dissabte van convocar una consulta amb una pregunta que portava la resposta implícita: «¿Està d’acord que la Ciutat de Repòs i Vacances pugui acollir, integrar, supervisar i formar a menors amb factor de risc psicosocial?». Només faltava afegir: «menors que incrementaran la inseguretat i crearan conflictes veïnals». Però no calia. El 95% dels votants han mostrat el seu rebuig al projecte de la Generalitat. No són maneres de fer una consulta i no és estrany que l’alcalde Ricomà i la Federació de Veïns de Llevant hagi rebutjat aquesta mena de consulta a la búlgara. Tanmateix, la Generalitat i l’Ajuntament no haurien de sorprendre’s del rebuig veïnal. Fa més de deu anys que el Govern va tancar la Ciutat de Repòs. En tota una dècada la Generalitat ha estat incapaç de trobar una solució per al complex ubicat en una privilegiada zona turística. Desanima que quan es pensa en la Costa Daurada només sigui perquè hi passin trens amb mercaderies perilloses, ubicar-hi centrals nuclears o deixar les platges inermes als embats del mar embogit. No hi havia cap proposta per a la Ciutat de Repòs i Vacances que lligués millor amb el sector turístic de Tarragona?

Si algú vol organitzar

un referèndum que ho demani a l’Associació

de Veïns de Boscos.

Són uns cracs

Tarragona

sense repòs

Se veía venir. Y es que aquellas promesas hechas al calor de la vuelta al poder, con los ojos de todo el mundo pendientes de ellos, no eran creíbles. Ya lo advirtieron, pero no supimos verlo. O preferimos mirar para otra parte, que es más fácil, por aquello de ojos que no ven... Pero, como dice mi madre, la cabra siempre tira p’al monte. Y así, haciendo buena la fábula del escorpión y la rana –la rana aceptó llevar a lomos al escorpión para cruzar un río ante la promesa de este de no atacarla, pues eso supondría la muerte de los dos. Pero el insecto no cumplió e inyectó su veneno al batracio. «Lo siento, es mi naturaleza», trató de disculparse el escorpión–. Pues sí, también es la naturaleza de los talibanes reprimir a la mujer. Y así, estos fundamentalistas las obligan a ir cubiertas de pies a cabeza por el burka y les prohíben salir de casa si no tienen «un buen motivo». Además, las adolescentes no pueden asistir a las escuelas, han impuesto la segregación por sexos en lugares públicos y han vetado a las mujeres los viajes sin un acompañante masculino. Y, para mayor desprecio, si las afganas no siguen la norma, que en el caso de las funcionarias implica un despido fulminante, las fuerzas de seguridad deben informar primero a un tutor o miembro masculino del hogar, para que tome medidas. Me lo advirtió hace unos meses una amiga afgana que vive en Bilbao: «La comunidad internacional nos ha abandonado y dejado en manos de unos integristas que tratarán de anularnos». Pues sí.

Es su naturaleza

El mirador

El turco y el chivo

El turco
y el chivo

El turco y el chivo

El turco
y el chivo

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