Autopista gratis, que nadie se llame a engaño

A través de peajes a concesionarias o al Estado, o a través del pago de viñetas las autopistas no serán gratis.

19 junio 2018 16:54 | Actualizado a 19 junio 2018 17:14
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E l anuncio por parte del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, de que el Gobierno central levantará los peajes de las autopistas que finalizan su concesión ha desatado una euforia precipitada. En el caso de Catalunya, según las declaraciones el ministro al diario El País, se trataría del tramo de la AP-7 entre Tarragona y La Jonquera y del tramo Montmeló-El Papiol, que terminan el 31 de agosto del 2021; y del tramo Alicante-Tarragona, con finalización el 31 de diciembre del 2019; además de la AP-2 Zaragoza-Mediterráneo el 31 de agosto del 2021. El titular de Fomento expresa en la citada entrevista periodística que quiere ser «coherente» con los compromisos y propuestas que presentaron en el Congreso y al Senado para que las autopistas se incorporaran a la red pública una vez vencida la concesión. El rescate de las autopistas es una reivindicación sangrante en Catalunya, sobre todo en los tramos en los que no existe una autovía alternativa por la que derivar el intenso tráfico que soportan las arterias principales que atraviesan Catalunya. El déficit de infraestructuras agudiza el descontento cuando se compara la situación con otras comunidades españolas en las que el despliegue de autovías gratuitas es, en algunos casos, hasta opulento. Conviene precisar, para rebajar la euforia inicial de las palabras de Ábalos, que a renglón seguido el ministro ha recordado que el mantenimiento de una autopista cuesta entre 50.000 y 68.000 euros por kilómetro al año. Actualmente, este coste está asumido con la concesionaria, que a su vez se resarce del mismo mediante los peajes. Ábalos ha dejado la puerta abierta a que sea el Estado quien «continúe cobrando» el coste del mantenimiento, con lo que los peajes no desaparecerán, simplemente cambiarán de cobrador. El concepto de gratuidad es falso. Los servicios tienen unos costes que de alguna manera deben sufragase. No se olvide, por otra parte, que  en el caso catalán el Govern tiene sobre la mesa la propuesta de implantar la viñeta, un canon por circular por vías rápidas del que no escapa nadie.

 

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